Cualquier gesto es importante. Desde asesorar en materia legal a inmigrantes a hacer visitas a hospitales infantiles; reforestar un bosque, participar en una carrera o ayudar con las cuentas a una entidad benéfica. La solidaridad no distingue entre pequeñas y grandes acciones, aunque parece que en momentos de inestabilidad económica todos quieren aportar su granito de arena. Los trabajadores, también.

En nuestro país, más de cinco millones de personas, según un reciente estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), están involucradas en alguna actividad voluntaria. Sin embargo, apenas existen cifras sobre las empresas que promueven el conocido como «voluntariado corporativo», aquel que moviliza la propia compañía con la intención de involucrar a su plantilla. Números aparte, lo que sí existe es una tendencia al alza de esta herramienta.

El Día Solidario de las Empresas, cuya tercera edición se celebró el pasado fin de semana, es un buen ejemplo del auge del voluntariado que nace en la oficina. Este año la jornada, organizada por Cooperación Internacional ONG y la Fundación Antena 3, además de en Madrid, se ha celebrado en Valencia y Zaragoza. «En estas ciudades incluso hemos tenido que decir que no a algunas compañías», explica Iciar Lumbreras, directora de Responsabilidad Social Corporativa y Marketing de Cooperación Internacional.

Durante unas horas, más de 300 trabajadores participaron en talleres de manualidades con niños, rehabilitaron viviendas o pudieron jugar un partido de bolos con discapacitados. ¿Es suficiente sólo con un día? Para la directora de la ONG, el voluntariado no puede medirse y, añade, en muchos casos este encuentro es la mejor manera para dar cuerpo a todo un proyecto corporativo: «En términos de solidaridad, lo difícil es el inicio, arrancar, más aún cuando hablamos de una empresa». En Cooperación Internacional ONG, donde llevan cinco años impulsando este tipo de acciones en la empresa (su principal línea de trabajo es el voluntariado juvenil), han visto cómo en el último año se ha incrementado un 30% el número de compañías inscritas. «Esta crisis ha generado mayor conciencia solidaria —sostiene—, ha propiciado un autoanálisis. Ahora se incide en los valores frente al simple beneficio».

Los proyectos relacionados con educación, inmigrantes, niños y tercera edad son los más comunes, aunque Iciar Lumbreras insiste en que lo importante es ajustarse a los objetivos de la organización, así como al perfil de la plantilla. En este sentido destaca que las posibilidades son muchas, por ejemplo, un empleado puede traducir vía «online» cartas para niños que están apadrinados o que han sido acogidos.

El voluntariado corporativo supone ir un paso más allá de la RSC e, incluso, es una alternativa para los que no cuentan con presupuestos desorbitados. Requiere, como explica Álvaro Arias, socio y miembro del comité de dirección de la firma de búsqueda de directivos Neumann International, «compromiso e implicación». La empresa que él lidera en España ha decidido colaborar con la Fundación Mozambique Sur: «Nuestro negocio es muy rápido, está enfocado al mundo ejecutivo y a veces estas iniciativas nos parecen lejanas». A partir de ahora, esta organización, que trabaja en proyectos de educación, salud, desarrollo… en este país del sureste africano, contará con ellos. «Nuestra labor consiste en dar a conocer a la Fundación, les ayudamos con las relaciones institucionales, la acercamos a los directivos…», comenta Arias, que subraya cómo la firma para la que trabaja y Mozambique Sur comparten valores: «Ellos están especializados en una ayuda concreta —una zona cerrada, proyectos prácticos…— y con una visión a futuro. Esta concentración del esfuerzo y la apuesta por el largo plazo es algo que compartimos».

El socio de Neumann no tiene dudas sobre el impacto positivo de estas acciones solidarias en el ámbito personal —»te ayuda a ser humilde, a darte cuenta de muchas cosas y, también, te aporta una perspectiva que puedes aplicar en tu día a día profesional»—. A esto, Iciar Lumbreras añade un beneficio que recae directamente en la empresa: «Es una herramienta estupenda para atraer y retener talento».