Otra de las consecuencias de la constante adaptabilidad al cambio actual es cómo afecta al propósito de la empresa. Hasta hace poco, la cultura de la compañía bien definida se constituía como el horizonte hacia el que caminaba toda la plantilla. Pero desde la pandemia especialmente, los fines y los medios de negocio están en continuo devenir. Debes ajustar la estrategia de comunicación para trasladar este propósito mutante a los trabajadores y con ello, además, atraer talento que contribuya a la consecución de objetivos.
Define el propósito de la empresa y atrae el talento
Si la empresa ya ha pasado por la fase de elaboración del propósito, lo que debe quedar muy claro es que asumir que esta definición es inmutable y permanente es un error. El propósito empresarial tiene que estar en continua revisión ajustándose a la estrategia de la organización y su entorno.
El propósito trasciende la idea de meta y objetivo. Es el significado superior que organiza el resto de la marca corporativa. El propósito de la compañía es el imán de empleados afines a esa línea de trabajo. Delimitando el propósito empresarial defines cómo la organización va a contribuir a la sociedad y atraes al talento que necesitas.
El engagement con el propósito empresarial está relacionado con la perspectiva de intervención social. ¿A que irías al trabajo mucho más motivado en lugar de por el horario o el salario, porque estás mejorando las condiciones vitales de personas a través de la alimentación, por ejemplo? Estos puntos de fuga son los que tienes que tener muy claros para dibujar la composición estratégica con perspectiva cónica.
En la actualidad, algunas de las líneas transversales que deben estar recogida en el propósito empresarial son:
- Perspectiva de género.
- Lucha contra el cambio climático.
- Gestión de equipos inclusivos.
- Salud física y emocional.
- Bienestar y reconocimiento del empleado.
Ideas para promocionarlo internamente
Todos los stakeholders, no solo la plantilla, deben compartir el propósito y la ilusión de la cultura empresarial. Comunicarlo y hacerlos partícipe está estrechamente relacionado con el liderazgo. Quien dirija el proyecto o la compañía, debe contar con habilidades para conocer la condición humana, expresada en cada uno de sus trabajadores, y alinear sus diferencias con los objetivos y metas, en definitiva, con el propósito empresarial.
El primer consejo es que la implicación de la plantilla debe estar en el trabajo diario por la consecución del propósito. La promoción interna de la cultura empresarial es transversal a todas las acciones estratégicas, tanto en los procesos como en la comunicación de los mismos. Para la evaluación y seguimiento, puedes apoyarte en un programa de incentivos que reconozca la experiencia y el valor del empleado. Estar motivado es condición necesaria para retener un talento comprometido con la marca y el propósito de la empresa.
Por último, es muy útil reconocer el valor único de las personas, frente a las máquinas y la automatización que crece de manera exponencial. Un trabajador sabe y opera en función a un propósito que da sentido a su trabajo. Gracias a ello se adapta y es creativo con las mejoras que puede ofrecer. Esta diferencia con los robots o IA, debes trasladarla en la comunicación del propósito pues enfatiza las capacidades y habilidades de cada perfil.