El contrato de confidencialidad se establece para garantizar la privacidad de una información relevante para la empresa, o bien entre compañías o bien con los trabajadores. Son muchas las posibles concreciones del NDA pero todas deben presentar algunos elementos básicos. Por ejemplo, las partes firmantes, el contenido que debe protegerse o los datos fiscales o biométricos. Los trabajadores se protegen a su vez por el marco de la directiva Whistleblower.

Origen y ámbito de este contrato

Un contrato de confidencialidad es un modelo de contrato que vincula de manera legal a las partes firmantes, y que impone una relación de confidencialidad entre ellas. Este documento es conocido también como cláusula de confidencialidad y no divulgación o NDA (non-disclosure agreements) por sus siglas en inglés. 

Antes de formar parte de las relaciones empresariales bien entre compañías o bien con los trabajadores, era habitual encontrar este tipo de contrato cuando implicaba cesión de imágenes, exclusividad o creaciones originales, como un libro o un proyecto audiovisual.

Sin embargo, hoy en día son muchas las variaciones y aplicaciones de esta fórmula que garantiza la privacidad de una información y que protege a su vez al trabajador que la maneja. En España, su validez se enmarca en el contexto de la Ley de Protección de Datos Personales. La integración de esta cláusula de confidencialidad dentro del contrato laboral es lógica, ya que como parte de sus tareas diarias, la persona trabajadora va a tratar con datos sensibles. Algunas de las situaciones en las que debes redactar un contrato de confidencialidad son:

  • En el caso de que utilices información personal, especialmente la catalogada como sensible, o manejes datos biométricos, como el reconocimiento facial.
  • Cuando miembros del equipo tengan acceso a información relevante de la compañía como datos fiscales, información financiera, código escrito de software o incluso productos que estén en desarrollo aún sin patente.
  • Si los trabajadores tienen capacidad de decisión en hojas de ruta o estrategias, cuya información pueda comprometer los planes de futuro si es compartida con terceros.

Elementos básicos de un contrato de confidencialidad

Asumiendo la múltiple variedad de contratos de confidencialidad que podrías elaborar, algunos elementos básicos tienen que aparecer sí o sí:

  • Definición clara y transparente de la información que se considera confidencial, ya sean esos datos financieros o el contenido de una propuesta.
  • Propósito de la divulgación. Todo acuerdo debe contener un apartado donde se explique por qué se comunica información confidencial a la parte firmante.
  • Partes involucradas. Deben quedar explicitadas las personas que van a firmar el contrato. En el caso de los acuerdos unidireccionales, la persona con información confidencial es el divulgador y la persona que obtiene la información es el destinatario.
  • Periodo de tiempo en el que será vigente el contrato de confidencialidad.
  • Aviso de inmunidad. Si las personas trabajadoras son reclamadas para revelar información secreta mediante un requerimiento judicial o similar deben estar protegidas al amparo de la directiva Whistleblower.
  • Penalización. Una cláusula que especifique la sanción que podría conllevar vulnerar el acuerdo.