Siempre hemos defendido que el mayor valor de las empresas es su capital humano y que el rendimiento de éste estará condicionado por múltiples factores. Antiguamente parecía que sólo el dinero movía a los trabajadores. Hoy en día son muchas las variables que provocan una mayor o menor productividad individual. Entre ellas, destaca el horario de trabajo. Los turnos rotativos son un sistema muy característico, del que se pueden extraer múltiples ventajas pero que también conlleva riesgos.

Jornadas intensivas, entradas y salidas del lugar de trabajo con flexibilidad, horario fijos, turnos rotativos… Las probabilidades son infinitas. Los turnos rotativos implican un horario de trabajo con una entrada y salida predeterminadas y que irán modificándose a lo largo de un período. Por ejemplo, una semana de mañanas, la siguiente de turno de noche y la posterior de tardes. Así sucesivamente.

Nuestro cuerpo se posiciona en contra

Al margen de otros aspectos, el cuerpo humano no está preparado para asumir al 100% una jornada con turnos rotativos permanentes. Las personas funcionamos como si tuviéramos un reloj biológico interno. Los ritmos circadianos nos hacen funcionar según el sol y se sincronizan con nuestras horas de sueño. Los turnos rotativos alteran directamente estos ritmos, disparando los registros de estas hormonas y afectando directamente a nuestra salud y nuestro rendimiento. Esta falta de sincronización, provoca que alrededor del 25% de los trabajadores con turnos rotativos vean dañada su salud.

Una gran posibilidad para ciertos sectores

Rechazar categóricamente los turnos rotativos sería un error y algo imposible. Hay tipos de empresas (sectores como el logístico, la hostelería o el de los transportes, entre otros) que, por su actividad, deben estar en funcionamiento permanentemente. En estos casos, los turnos rotativos son la solución perfecta, puesto que plantear un horario fijo crearía fricciones entre los trabajadores. Con las rotaciones, todos comparten esfuerzos y beneficios y la igualdad une a la plantilla.

Cómo conciliar bien con los turnos rotativos

En aquellos sitios donde este sistema de horario de trabajo es inevitable, las formas en que se implantan tienen mucha importancia. Una opción es permitir que sean los propios trabajadores quienes se organicen por medio de votaciones o rotaciones. También debemos ofrecer flexibilidad a la hora de asumir este horario, ya que de por sí es más sacrificado. Por último, decíamos al comienzo que el rendimiento laboral está condicionado por múltiples factores. Dado que el horario va a ser muy exigente con turnos rotativos, podemos aplicar compensaciones paralelas (días libres, remuneración extra, etc.) para tratar de paliar la parte negativa.*

En definitiva, se trata de conjugar la vida social y familiar del trabajador con la laboral. Si ésta última pasa inevitablemente por hacer turnos rotativos, deberemos hacer todo lo posible para que el trabajador se adapte. De su adaptación dependerá su rendimiento.