Enamorarse de alguien que forma parte de tu entorno laboral es un hecho relativamente frecuente. Al fin y al cabo, pasamos muchas horas en nuestro puesto de trabajo, compartiendo espacio y nuestro día a día con otras personas. Cuando esto ocurre son varias las dudas que nos asaltan, especialmente orientadas a las consecuencias legales de enamorarse de un compañero.
¿Puede la empresa despedirnos o sancionarnos? ¿Estamos obligados a comunicarlo? ¿Pueden preguntarnos nuestros superiores abiertamente por nuestra relación? ¿Debemos contestar a esta cuestión? ¿Está en peligro nuestra carrera profesional por este motivo? Todas estas preguntas son algunas de las que se plantean las parejas creadas en un entorno laboral.
Cuáles son las consecuencias legales de enamorarse de un compañero
Lo primero que una persona que mantiene una relación amorosa con un compañero debe saber es que en España no existe ninguna ley que la prohíba expresamente.
Es cierto que en países como EE.UU. algunas empresas prohíben que los compañeros mantengan relaciones sentimentales, mientras que en otras ocasiones se especifica que la prohibición se establece entre superiores y empleados, o entre empleados y clientes. Sin embargo, en España esta prohibición estaría vulnerando derechos fundamentales para el trabajador, como el respeto a su intimidad. Asimismo, se consideraría intimidatoria.
En principio, las relaciones amorosas que tenga un trabajador pertenecen exclusivamente a su intimidad. El trabajador no tiene por qué comunicarlo a la organización y no pueden ser una causa justificada para un despido. Si esto ocurre, y la relación amorosa es el motivo alegado por la empresa, el despido sería considerado nulo, ya que atentaría directamente contra algunos derechos fundamentales del trabajador.
Desventajas laborales de enamorarse de un compañero
Mantener una relación con un compañero puede, sin embargo, contar con ciertas desventajas. Si el empresario considera que el rendimiento de los trabajadores implicados se ve comprometido, podría proponerles un cambio de puesto de trabajo, aunque siempre debería hacerlo de una manera justificada y sin que supusiera una desventaja en cuestión de horario, jornada laboral o condiciones económicas.
Dependiendo de la gravedad de los motivos alegados ante una posible falta de rendimiento o el incumplimiento de aquellos objetivos mínimos señalados en el contrato como tales, el empresario también podría proponer una sanción o un despido disciplinario.
Sin embargo, para ello la empresa tiene que demostrar que el incumplimiento es no solo relevante, sino también que se ha producido de una manera continuada en el tiempo. De la misma manera, la empresa también puede sancionar otras actuaciones en el entorno laboral, como discusiones y conflictos en horario laboral.
Asimismo, otra de las consecuencias legales de enamorarse de un compañero es que queden afectados los derechos de conciliación de la vida familiar y laboral, que velan por la corresponsabilidad en la atención a la familia. Si dos trabajadores de una compañía solicitan, por ejemplo, la reducción de jornada por el cuidado de un mismo menor, el empresario podría limitar su ejercicio simultáneo, ya que podría alegar que afecta al funcionamiento de la empresa.