La sostenibilidad del sistema de pensiones en nuestro país es una preocupación que involucra a toda la población. A causa de la necesidad de mejorar las condiciones recogidas, las modalidades de jubilación activa, parcial y demorada serán herramientas de gran utilidad para los trabajadores. Es por ello que, con el objetivo de aumentar los márgenes y ofrecer la posibilidad de una continuidad profesional que permita acceder a incentivos en las pensiones, la última reforma de la jubilación amplió las posibilidades para los trabajadores en las modalidades de jubilación parcial. Una opción de retiro que, desde RRHH, es vital saber gestionar.
¿Qué es la jubilación activa?
La jubilación activa es, quizá, la modalidad de retiro parcial más conocida entre los trabajadores en la actualidad. La puesta en marcha de este tipo de jubilación se fundamenta en que, una vez el trabajador ha alcanzado la edad de retiro correspondiente, continúa con su actividad durante un tiempo determinado. Por supuesto, con independencia del tipo de jornada que desarrolle. Por lo que podrá llevar a cabo tanto una jornada completa como parcial.
Esto permite que pueda compatibilizarse la prestación de la jubilación con su salario habitual, siempre que no se superen los límites establecidos en el salario mínimo interprofesional (SMI). Una alternativa que cada vez más trabajadores eligen con el objetivo de obtener ingresos adicionales, complementar la pensión e incluso potenciar un envejecimiento activo.
Para poder poner este sistema en marcha, el trabajador debe cumplir con una serie de requisitos indispensables:
- Se debe haber alcanzado la edad de jubilación. En la última reforma de las pensiones, este requisito se sitúa en los 65 años siempre que se hayan cotizado, como mínimo, los 38 años correspondientes. Si se han cotizado menos años, la edad mínima para jubilarse es de 66 años y tres meses. Un límite de edad que irá ampliándose hasta alcanzar los 67 años en 2027.
- Es incompatible con el empleo en el sector público y con la jubilación anticipada.
- Ya no es necesario contar con una carrera de cotización completa para acceder a esta modalidad.
Cómo gestionar la jubilación activa de los trabajadores
Es imprescindible tener en cuenta que, para poder regularizar la situación del jubilado activo, la empresa no puede haber realizado despidos improcedentes en los 6 meses anteriores al momento de la puesta en marcha de la solicitud de jubilación activa. Siempre que estos se cuenten dentro del mismo grupo profesional.
Asimismo, se debe mantener el mismo nivel de empleo durante el periodo en que el trabajador jubilado desarrolle su actividad en la empresa. Para este cálculo se toma en cuenta el promedio diario de trabajadores dados de alta en la compañía durante los 90 días anteriores al inicio de la actividad.
Para poder actuar correctamente frente a la solicitud del trabajador en lo que refiere a la jubilación activa, se debe seguir un proceso de gestión que cuenta con diversas peculiaridades.
Cuando el trabajador decida acogerse a esta modalidad, deberá cumplimentar el modelo de solicitud de jubilación activa ofrecido por la Seguridad Social y hacerlo llegar a la empresa. Una vez revisado el documento, desde la empresa se deberá expedir un certificado de conformidad para la solicitud de pensión de jubilación activa. El cual se entregará al trabajador para que pueda realizar las gestiones correspondientes con la Seguridad Social.
Una vez realizada la solicitud, el trabajador recibirá la resolución de la misma en un plazo máximo de 30 días desde la fecha de petición.