El efecto Horn se produce cuando se prejuzga de manera negativa una candidatura en base a una primera impresión. Cuando ocurre en positivo se denomina efecto Halo. Ambos efectos pueden entorpecer el proceso de selección y hacer que se descarten candidatos muy valiosos. Para evitar esta barrera en el reclutamiento sigue estos consejos: mantén la alerta, diseña objetivamente la entrevista, cuida tu comunicación no verbal y busca una segunda opinión.

¿Qué es el efecto Horn?

Consiste en un sesgo cognitivo automático, por el cual prejuzgas de manera negativa a una persona a partir de un primer rasgo que no valoras como positivo. Por ejemplo, si un candidato no llega puntual a la entrevista, puede que condicione todo el proceso de selección. Aunque la impuntualidad es un rasgo indudablemente negativo, no debes dejarte nublar por esa primera impresión o te arriesgas a perder talento cualificado.

En paralelo, existe el efecto Halo según el cual tiendes a juzgar positivamente a una candidatura cuya primera impresión haya sido buena, aunque luego descubras rasgos negativos. El efecto Horn provoca una versión distorsionada que aumenta el riesgo de elegir candidaturas no adecuadas y descartar las óptimas. El origen de este efecto es curioso pues ocurre de manera inversa. Fue el psicólogo Edward L. Thorndike quien descubrió que los soldados que se encontraban con un superior con un rasgo negativo de carácter en la primera ocasión, tendían a juzgarlo en general como un mando inadecuado.

Como todos los procesos de la empresa, la selección también ha devenido más ágil para ajustarse a la incertidumbre de los tiempos actuales. Esta es la razón por la que tiendes a eliminar candidaturas basándote en la primera impresión negativa. La percepción de la otra persona puede llegar a afectar a tu juicio hasta límites increíbles. Y además, una vez que atribuyes ese rasgo es muy difícil revertir el proceso.

¿Qué es el efecto Horn?

Consejos para evitarlo en la selección

Saber que este efecto existe es la condición necesaria para corregir las consecuencias y seleccionar sin prejuicios y con objetividad. El primer consejo entonces es: no te relajes, mantén la atención y la alerta sobre las reacciones y emociones que provoca en ti el proceso de reclutamiento. Como consecuencia, reducirás también la tasa de desgaste.

En segundo lugar, diseña una entrevista lo más clara posible. Discrimina etapas en el proceso y prioriza en el principio la exposición de los requerimientos y competencias que se exigen para el puesto. Genera un clima apropiado para no dejarte llevar por esas primeras impresiones. Cuida también la forma de expresión y la comunicación no verbal pues una de las consecuencias habituales es que al dar el feedback bajo la influencia del efecto Horn se tiende a ser poco profesional.

Por último, puedes elaborar una hoja de ruta para la selección contando con una segunda opinión. Implicar a más personas en el proceso de selección aumentará las posibilidades de que este sea objetivo. Sin embargo, esta opción es poco ágil así que solo la implantarás en un caso concreto.