Los trabajadores con bajo rendimiento laboral provocan que se reduzca la satisfacción y la productividad general del resto de empleados en la empresa. Además, este bajo rendimiento afecta aún más a las experiencias de los clientes, y directamente y de forma negativa, a la reputación de tu empresa.

Por ello, es importante tomar las medidas necesarias para solucionarlo, mejorando al mismo tiempo la proactividad. 

Aquí tienes algunas ideas de gestión para evitar el bajo rendimiento laboral de tus empleados.

Asegúrate de que tus empleados sepan cuáles son sus funciones

Uno de los primeros pasos es asegurarte de que el trabajador entienda cuáles son sus funciones y su papel dentro de la empresa. Háblales sobre sus roles específicos y la importancia de sus trabajos. Se claro sobre los objetivos y  lo que la empresa espera de él. Y lo más importante, explica cómo ellos, como individuos, encajan en tu visión corporativa holística.

Proporciona feedback a menudo

No hablar con un empleado de bajo rendimiento, sólo por evitar un posible conflicto o una mala reacción del empleado, no es la solución. 

¿Cómo podemos esperar que alguien cambie su comportamiento si no sabemos si es consciente de que está haciendo algo mal?

Para mejorar su compromiso y su trabajo, cada miembro del personal debe saber dónde está, en comparación con tus expectativas. En primer lugar, al establecer los objetivos de rendimiento, incluye a tus empleados. Pregúntales cómo les gustaría mejorar, qué habilidades les gustaría aprender y qué les gustaría cambiar. Muchas veces, un bajo rendimiento laboral puede estar vinculado con una falta de motivación o incluso una falta de reconocimiento.

Una práctica que funciona consiste en, tras establecer los objetivos personales de cada empleado, realizar un seguimiento de los mismos mediante un informe de productividad. Este informe de productividad debe ser claro, objetivo y directo, de forma que el empleado puede consultar y conocer la valoración de su trabajo por parte de la empresa, lo que le permitirá hacer autocrítica y esforzarse por mejorar su desempeño.

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Solicita su opinión

No esperes que un trabajador con bajo rendimiento laboral vaya a tu oficina y empiece a hablar. Esto tiene una gran relación con la recomendación de elaborar informes y dar feedback.

Gracias a la comunicación y revisión de la productividad, se le da la oportunidad al empleado de justificar su bajo rendimiento laboral. De forma que podemos identificar problemas externos al propio empleado que le dificultan el desarrollo de su trabajo, bien sea por falta de formación, estrés laboral, incluso problemas personales que puedan estar afectando a su desempeño.

Esto es lo que se llama una cultura de puertas abiertas. Un ambiente en el que los empleados se sienten cómodos hablando de sus problemas, en lugar de ocultarlos, lo que permite a la empresa escucharles y ayudarles a gestionar los problemas, resultando en empleados más satisfechos.

Pero no  sólo hay que centrar el discurso en la parte del empleado, pregúntales abiertamente su opinión acerca de tus tácticas de gestión. Muchos trabajadores de alto nivel deciden dejar su lugar de trabajo debido a una mala gestión. Si no se sienten cómodos hablando de este tema en persona, siempre puedes hacer una encuesta, asegurando así el anonimato.

Incentiva el trabajo duro y la mejora

Recompensar la productividad y la dedicación en el trabajo es una de las tácticas más poderosas de compromiso y retención de los trabajadores. Pero, primero necesitas saber qué tipos de incentivos funcionan para tus trabajadores y centrarte en ellos. 

Saber que la empresa se preocupa por ellos animará a tus trabajadores a seguir mejorando. Ayúdales a celebrar los éxitos personales. Proporciónales un horario de trabajo flexible. A veces, incluso un simple «gracias» puede ayudar mucho.

Todas las empresas, independientemente de su tamaño o popularidad, se enfrentan al problema del bajo rendimiento laboral. La forma en que abordan este problema será lo que determine su éxito futuro, por ello te recomendamos implementar todas las ideas de gestión del bajo rendimiento que aparecen en el artículo, para mejorar así las probabilidades de éxito.