Liderazgo e inteligencia emocional son dos conceptos que van irremediablemente de la mano. El autoconocimiento o el autocontrol emocional, la motivación o la empatía son características claves en cualquier persona. Pero, ¿Qué implica practicar estas habilidades emocionales a la hora de liderar personas? ¿Es positivo? En este artículo reflexionamos sobre los beneficios de la inteligencia emocional al dirigir un equipo humano.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Cuando hablamos de inteligencia emocional nos referimos a esa capacidad que tiene una persona para identificar, aceptar y entender sus emociones. Por tanto, también para sacar el máximo partido de ellas en su día a día.

Este paradigma de la psicología cognitiva, impulsado mundialmente por el psicólogo y periodista Daniel Goleman en los 90, busca el bienestar emocional de la persona. Tiene que ver, por tanto, con la salud mental, y es un término absolutamente vigente en todas las facetas humanas en la actualidad.

En el ámbito laboral, la inteligencia emocional se suele trabajar casi siempre desde la óptica del trabajador. Es decir, muchos cursos de formación o programas de entrenamiento tienen como objetivo mejorar en lo posible las relaciones interpersonales en los entornos de trabajo.

También persiguen ayudar a compaginar la promoción del éxito profesional, sin provocar una merma de la salud o un empeoramiento de la vida personal y familiar del empleado.

El foco está, por lo tanto, en ayudar a las personas a manejar sus emociones. Y, principalmente, antes posibles situaciones de estrés, de fracaso o de éxito, así como en la comunicación diaria con los compañeros y mandos de la empresa.

 

Beneficios de la inteligencia emocional en la empresa: todo empieza con el líder

Empecemos por plantearnos entonces qué ocurre con este concepto cuando hablamos de directivos y estilos de liderazgo en nuestro país.

Está demostrado que, en muchos casos, son los propios directivos, los mandos intermedios o los jefes de equipo los que carecen de herramientas de autoconocimiento y autogestión personal.

La inteligencia emocional se apoya en cinco pilares fundamentales:

  • El autoconocimiento
  • La autorregulación
  • La motivación
  • La empatía
  • Y las habilidades sociales

Un líder que domina estos ámbitos de su psicología estará preparado para ayudar a sus equipos a hacerlo también.

El líder que reconoce sus emociones, y que es capaz de aceptarlas y dominarlas, podrá aislar su rol en la compañía y todo lo que en ella ocurre ante cualquier interferencia personal, y viceversa. De igual forma, será capaz de mantener a salvo su tarea diaria de cualquier idiosincrasia particular, y ayudar a sus equipos a hacer lo mismo.

Por lo tanto, no perder el control de la situación, mostrar calma y serenidad ante nuestros empleados, encontrar una motivación intrínseca en cada reto que proponemos son elementos esenciales de cualquier líder.

Además, aceptar las limitaciones personales para la gestión del grupo, vivir con sinceridad los fracasos y los sentimientos que generan, asimilar de forma constructiva las críticas y los comentarios, ya sean de un superior o de un subordinado, y expresarse siempre con asertividad hacia el equipo, permiten crear unas relaciones interpersonales sanas entre el líder y sus empleados. El líder será un espejo para sus propios empleados.

Es por ello que, en los entornos tan deshumanizados en los que nos movemos, la educación emocional de nuestros líderes se antoja cada vez más determinante.

En el futuro, esta inteligencia interpersonal marcará la diferencia entre un líder exitoso, que consigue sacar el máximo partido a sus equipos, y aquel que es atropellado sin remedio por las emociones propias y ajenas.