Tras la pandemia muchos puestos han pasado a ser en remoto y muchas compañías desarrollan su actividad de manera semipresencial. En estas empresas híbridas, la formación b-learning, o blended learning, es totalmente consecuente. De hecho, esta metodología pedagógica ha sido traducida como “aprendizaje semipresencial”.
Aunque las medidas sanitarias preventivas dificulten los encuentros presenciales, algunos sectores o actividades necesitan parte de la formación off-line. Bien sea porque el aprendizaje sea práctico o bien porque sea determinante o enriquecedora la participación del alumnado.
Formación con blended learning
Uno de los riesgos psicosociales laborales asociados al teletrabajo es el aislamiento. La formación con b-learning permite ofrecer ese factor social tan necesario y humano, aumentando además la retención de contenidos en la memoria a largo plazo. Por ser formación activa y continua, el cerebro no corta con la recepción de contenido ni lo olvida hasta que tiene que ponerlo en práctica.
En el caso de volver a una situación de confinamiento o si las recomendaciones de salud imposibilitan el transcurso cronológico habitual de los programas de formación interna, gracias a las plataformas y al b-learning, son los empleados los que van a adquirir mayor responsabilidad y, por tanto, posibilitan y gestionan su propia formación. Si se pierde algún contenido presencial por trabajo, habrá vídeos y cuestionarios que permitan aprovechar la siguiente clase.
Se trata de un cambio de paradigma en el que es imprescindible definir correctamente los objetivos de los cursos que se van a ofrecer, así como los recursos necesarios. Lo ideal es explotar las posibilidades de la tecnología para configurar un programa integral y articulado. Recuerda que el seguimiento de la evaluación de la formación es en tiempo real, con los resultados de aprovechamiento de los tests. Tanto para el empleado como para la empresa.
Ventajas y necesidades del b-learning
El filósofo Sartre afirmaba que estábamos “condenados a ser libres” porque cada elección implica una renuncia. Sin embargo, con el b-learning, las posibilidades metodológicas se multiplican exponencialmente gracias a la combinación de un aprendizaje presencial con las opciones y flexibilidad de las herramientas on-line.
Para ofrecer formación b-learning ten en cuenta que necesitas, por un lado, una plataforma LMS (acrónimo de learning management system o sistema de gestión de aprendizaje). Por otro, salvar la brecha digital poniendo a disposición de la plantilla los medios necesarios.
Una de las mayores ventajas que brinda el b-learning es la autonomía de quien recibe la formación, o mejor dicho, de quien participa en el aprendizaje. Piensa que el acceso al contenido en línea 24/7 facilita el aprovechamiento y además se suele combinar con otras metodologías para aprovechar al máximo el contenido presencial: micro learning, quizz, mobile learning…
Como ya habrás observado, tanto en los MOOC como en los webinar, el número de participantes ya no es una limitación. En esta línea, la cercanía geográfica tampoco supone un inconveniente, más allá de coordinar los distintos husos horarios si se trata de formación en directo.
Por último, a diferencia de las formaciones presenciales con contenidos cerrados, el b-learning dispone un mestizaje integral entre el off y el on-line. Esta apertura estimula la creatividad de los empleados y mejora su motivación. Y es que además el b-learning sirve para reducir las ratios presenciales: se puede combinar el material del aula y el on-line, y así asistir en persona la mitad de la plantilla una semana y la otra mitad, la siguiente.