La temporalidad laboral en España es una de las más altas de la Unión Europea. En España, el 27,5 % de los trabajadores tiene un contrato temporal, según Eurostat. Este dato sitúa a nuestro país a la cabeza de la Unión Europea en cuanto a la temporalidad en la contratación, seguido de cerca por Polonia, con una cifra del 26%. Hay que destacar además que, en la actualidad, el 60% de los jóvenes españoles tiene un contrato de estas características.

No obstante, el alcance de la crisis ha afectado en este sentido también a países que tradicionalmente contaban con una buena situación en materia laboral como es el caso de Alemania, en donde también ha aumentado el empleo temporal.

Esto supone un grave perjuicio para el tejido empresarial del país y tiene, como una de sus consecuencias principales, el descenso de la productividad.

Causas de la temporalidad laboral

Una de las principales causas del incremento de la temporalidad es la escasa flexibilidad del mercado laboral. La mayoría de las empresas tienen necesidades muy concretas que, en muchos casos, los trabajadores no pueden asumir durante demasiado tiempo. Por ello, las compañías hacen contratos temporales para evitar indemnizar a los trabajadores.

Otro elemento que influye notablemente es la gran cantidad de PYMES existentes que no tienen capacidad de ofrecer contratos fijos como consecuencia de la inestabilidad económica propia de su corta vida empresarial.

Además, en el caso concreto de España también hay que tener en cuenta la importancia del sector turístico, en el cual la temporalidad en los contratos es una de las características más habituales.

Las consecuencias de la temporalidad laboral en España

¿Cómo afecta la temporalidad a las empresas?

La temporalidad repercute de forma negativa en la estabilidad de las compañías, para la cual es muy importante tener una plantilla consolidada. El hecho de que los trabajadores vayan y vengan genera cierto desequilibrio.  

Por otro lado, la productividad también se ve gravemente afectada. Independientemente de que se tenga experiencia, la adaptación a un nuevo puesto de trabajo requiere de un tiempo en el que la producción no es tan elevada como podría ser.

Por último, el trabajo en equipo y la complicidad que resultan tan beneficiosos para la creación de un ambiente laboral positivo es mucho más difícil de alcanzar si los empleados están cambiando constantemente.  

¿Qué soluciones puede haber a la temporalidad?

La primera medida a adoptar es la de apostar por un sistema de investigación eficaz que delimite cuándo la contratación temporal está justificada y cuándo se está cometiendo un fraude de ley. Aunque no tendría sentido eliminar este tipo de contratación de la normativa laboral, una mayor regulación es necesaria para mejorar la situación de España a este respecto.

Por otro lado, una posible solución sería la eliminación de trabas en el despido, ya que el hecho de que una empresa necesite justificar en exceso su decisión de prescindir de un empleado conduce a que las compañías prefieran optar por la contratación temporal. Claro que en este caso existe el riesgo de que las empresas utilicen la medida para despedir a los trabajadores sin motivos.

La temporalidad, que en ningún caso debemos confundir con la rotación  (ya que muchas veces en estos casos no es la empresa la que provoca esta indeseada situación), es una tendencia en alza que tiene un impacto negativo en nuestro país. Es por eso que las empresas deben concienciarse acerca de cómo les perjudica. Solo así podrán poner todos los medios a su alcance para conseguir mejores resultados y aumentar su competitividad en el mercado.