De forma casi imperceptible han empezado a salir telarañas en las fotocopiadoras, el papel se va descomponiendo encima de la moqueta y el polvo empieza a cubrir los monitores y las torres excesivas de los ordenadores. Al mismo tiempo y con un dispositivo bajo el brazo o en la muñeca van llegando los nuevos profesionales del siglo 21. Los knowmads.

Conocimiento autónomo en movimiento

Todo nuevo fenómeno que asome por la sopa de bits tiene su anglicismo correspondiente: knowmad. Así llama Moravec, el acuñador del término, a esos profesionales que son capaces de introducir innovación y conocimiento en los procesos porque no temen al fracaso, se ayudan con destreza de las novedades en tecnología, aprenden haciendo y lo hacen desde cualquier sitio, en cualquier momento y en colaboración. Como nómadas. Aprenden y, lo que es más importante quizá, desaprenden deshaciéndose de prejuicios para analizar con mirada nueva y desde perspectivas distintas los procesos, problemas y retos. Se encuentran en un aprendizaje continuo y en constante actualización de conocimientos.

Viejos perfiles, nuevas carencias

El ser humano tiene una memoria mala o por lo menos una memoria que no puede competir ni siquiera con la del móvil que llevas en el bolsillo. Esta no es una competencia de la que se pueda presumir, ni tampoco parece vital en una sociedad como la que está formándose frente a nuestros ojos. Según los creadores de esta corriente, la obsesión por la ejercitación de la memoria es el ejemplo de un sistema educativo que ya no está en consonancia con las necesidades de los entornos complejos, y de apremiante y continua innovación en los que se empieza a trabajar de forma generalizada.

En cambio sí que tenemos una gran capacidad de aprendizaje y de adaptación a los cambios, aderezado con unos altos niveles de autonomía. El mundo en el que vivimos cada vez necesita menos conocimientos estancos y parciales, mientras que la demanda de habilidades multiperfil híbridas y con capacidad para poner en contexto esos conocimientos y en relación con otros, aumenta a la velocidad de actualización de apps.

El hábitat del knowmad

Por otro, lado las empresas necesitan cada vez más personas con este perfil para mejorar su competitividad. Personal motivado que se desarrolla y amplía sus conocimientos con libertad de cátedra (wiki por aquí, blog por allá, tutorial por acullá) en ámbitos cercanos a sus intereses. Por lo que la apuesta por la transformación debe ser clara por parte de las organizaciones que quieran incorporar este gran potenciador de competencias para crear un hábitat donde los knowmads quieran desplegar su talento. Un entorno abierto y colaborativo, horizontal, ausente de jerarquías, interconectado pero con gran autonomía.

Las salas de reuniones y los despachos van desapareciendo como lo hicieron las smoking-room. Las oficinas, tal y como las conocemos ahora, empiezan a marchitarse y con ellas las formas de trabajar que las habitan. Estamos a tiempo, ser knowmad no tiene edad, así que mete tus destrezas en la mochila y sal de viaje por el ciberespacio.