La Agenda de 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hace un llamamiento explícito a todos los actores involucrados a colaborar en la solución del problema que plantea el desempleo juvenil. La empresa debe asumir su protagonismo y la responsabilidad que le pertenece.

Desde el Observatorio empresarial contra la pobreza hemos querido identificar en el informe “El camino hacia el empleo juvenil. Qué puede hacer la empresa”, tanto las barreras que encuentran los jóvenes para acceder a un empleo, como las acciones que la empresa puede llevar a cabo. Concretamente en España, hay espacio para que la empresa dé un paso adelante ante este reto, no solo con una motivación social sino desde una lógica empresarial, en la que la contratación de jóvenes aporte un verdadero valor a la estrategia empresarial.

¿Qué se puede hacer por el desempleo juvenil?

El estudio advierte de que cuatro de cada diez personas de entre 20 y 24 años que quieren trabajar no pueden hacerlo por falta de oportunidades. La crisis ha tratado con especial dureza a los jóvenes, con tasas de destrucción de empleo que han doblado la de otros segmentos de la población. Existe además una preocupante cifra de más de 400.000 jóvenes de entre 16 y 29 años en total inactividad (es decir, ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo de forma activa) muchos de los cuales, cuentan con un bajo nivel educativo. Si bien el ritmo de crecimiento económico puede suponer, y ya está suponiendo, una mejora en los datos de empleo juvenil, las raíces del problema en España son más profundas y la iniciativa de la empresa es esencial para romper definitivamente las diferencias estructurales que nos mantienen lamentablemente alejados de los datos de empleo juvenil de otros países de nuestro entorno. Evidentemente una acción empresarial coordinada con el resto de actores clave como la administración.

¿Qué motiva esta complicada situación? Una de las claves se desarrolla en la variable de la formación. El 44% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años abandona los estudios sin completar la educación secundaria. Por otro lado, aún son pocos, en proporción a otros países europeos, los jóvenes que optan por la formación profesional. Otro factor son las brechas entre el mundo educativo y las necesidades de las empresas que, pese a los esfuerzos, siguen existiendo. La empresa, por su parte, no ha realizado una reflexión sobre este reto, ni sobre cómo la estrategia empresarial a medio plazo puede verse afectada por este problema. El vertiginoso cambio de las necesidades de las empresas en materia de formación y competencias exige, una vez más, que la empresa salga de su zona de confort y haga una apuesta por la contratación y la formación de jóvenes para que éstos, a su vez, contribuyan a resolver los retos competitivos que la empresa debe afrontar.

Aspectos clave a trabajar

El informe propone el camino hacia el empleo juvenil, como una hoja de ruta para aquellas empresas que quieran movilizarse desde diferentes perspectivas: desde las propias políticas de contratación y formación, desde la acción social y desde la capacidad de incidencia y lobby.

  • Prevención del abandono escolar temprano: según las estadísticas, el abandono escolar suele estar vinculado al desconocimiento y/o impacto que puede ocasionar en el joven a largo plazo el hecho de no finalizar sus estudios. Las empresas pueden contribuir apoyando a instituciones especializadas, promoviendo el voluntariado, y realizando acciones coordinadas que hagan que los jóvenes sientan que existe un nexo entre su educación y el mundo del empleo.
  • Reincorporación al sistema educativo: la empresa puede contribuir a la creación de formaciones más flexibles, de menor duración, orientadas a las necesidades de las empresas, cercanas a la práctica y vinculadas al desarrollo de competencias importantes para el mundo profesional.
  • Transición de la formación al empleo: se recomienda aprovechar mejor los contratos de becas y contratos de prácticas para convertirlas en experiencias de formación y aprendizaje. También alcanzar acuerdos con centros educativos, crear titulaciones o centros de formación propios que sirvan también para cubrir las propias necesidades de cada empresa.
  • Empleabilidad y gestión de jóvenes en especial riesgo de exclusión social: el principal apoyo a los jóvenes con especiales dificultades de acceso al mercado laboral es el acceso a un empleo o a programas formativos que incrementan su empleabilidad. Resulta necesario romper los estigmas y dar oportunidades reales, dentro de la actividad empresarial. Las alianzas con las entidades sociales especializadas en inserción socio laboral resulta esencial en este sentido. Brindan un servicio de intermediación profesionalizado, y buscan, no la caridad de las empresas, sino alianzas que les permitan abrir camino al empleo a esos miles de jóvenes que necesitan una oportunidad.