El despido disciplinario es uno de los ceses profesionales menos comunes en España, lo cual no significa que no se produzca con cierta frecuencia. Se trata de una decisión del empresario, que elige romper la relación laboral con el trabajador por motivos que no tienen nada que ver con la compañía sino, más bien, con la actitud o el rendimiento del empleado. Este despido se encuentra regulado en los artículos 54 y 55 del Estatuto de los Trabajadores.

El despido disciplinario: ¿Cuándo se lleva a cabo?

Para que tu empresa lleve a cabo un despido de forma disciplinaria debes demostrar una serie de faltas graves cometidas por parte del trabajador. Si no puedes hacerlo, el despido será improcedente y conllevará sanciones para tu organización. De hecho, si el empleado denuncia ante un tribunal que un despido disciplinario es injusto, será tu compañía la que tenga que aportar pruebas y no al revés.

Despido disciplinario: cómo aplicarlo

En el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores se especifican las causas que pueden motivar este tipo de despidos:

  • Faltas puntualidad o absentismo repetido.
  • Falta de disciplina en el puesto de trabajo, especialmente si no hay nada que la justifique.
  • Ofensas verbales o físicas al empresario, a clientes, al resto de trabajadores de la compañía o incluso a familiares que convivan con ellos.
  • Transgredir la buena fe del contrato, además de abusar de la confianza de la empresa a la hora de desempeñar el puesto de trabajo.
  • La caída continua e injustificada del rendimiento laboral.
  • Utilización de sustancias como drogas o alcohol durante el horario laboral.
  • Cualquier tipo de acoso por discapacidad, edad, ideología, religión u orientación sexual a algún compañero.

 El procedimiento del despido disciplinario

Cuando desde tu empresa despides a un trabajador, debes hacerlo siguiendo un procedimiento establecido de manera formal. Dicho procedimiento se encuentra regulado por una Ley que recoge la manera en la que debes informar y realizar las acciones relativas al despido. De este modo, es obligatorio que realices la notificación a través de un escrito en el cual deben constar la fecha y las causas que lo motivan. Ten presente que una comunicación verbal no es suficiente.

Por otro lado, debes comunicar el despido disciplinario al empleado con un preaviso de 15 días. Asimismo, ten muy claro que todas las causas esgrimidas para justificar el carácter disciplinario del despido no pueden ser modificadas a posteriori.

Recurso del trabajador ante la justicia

Si el empleado no está de acuerdo con el despido, puede recurrir y reclamar. Tan solo tiene que cumplimentar los impresos con la información requerida y presentarlos junto a una demanda ante el Juzgado de lo Social. Si se produce esta situación, será tu empresa la que tenga que aportar las pruebas de las faltas cometidas por el trabajador. Por eso, si llevas a cabo un despido disciplinario debes asegurarte de reunir y conservar todos aquellos elementos que prueban que el empleado ha incurrido en acciones graves contra la compañía.

El despido disciplinario no es una situación agradable pero, en algunas ocasiones, es completamente necesario recurrir a él, sobre todo cuando te encuentras con empleados difíciles con los que es imposible lidiar. Por eso, es conveniente que conozcas la forma más adecuada de proceder. Solo así evitarás que tu empresa sufra consecuencias negativas.