Cubeiro

Por Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent

Recientemente participé en el Foro Anual organizado por el Club Excelencia en Gestión, que este año, bajo el lema ‘España S.A., 2015’ analizaba la situación actual de España y las perspectivas para 2015, y pudimos sacar importantes e interesantes conclusiones. A mí me pareció oportuno analizar la gestión del deporte español, como un ejemplo de empresa española que obtiene resultados positivos.

Cada vez más, en un país como el nuestro, en el que, si no lo remediamos, no alcanzaremos crecimientos del 2% hasta 2016, el deporte, el deporte español, se ha configurado como una brillante metáfora del éxito de la que podemos aprender para desarrollar nuestras organizaciones y a nosotros mismos como profesionales y como personas.

Se ha hablado del talento de nuestros deportistas –Rafael Nadal, Fernando Alonso, Pau Gasol, Alberto Contador, Gemma Mengual y tantos otros–, del éxito de nuestras selecciones…

En este caso, quisiera referirme a la figura del entrenador de la liga de la primera división del fútbol español, porque se da la circunstancia histórica de que en esta pasada temporada todos los ‘coaches’, a excepción de dos, Néstor Gorosito y Manuel Pellegrini, eran españoles.

¿Cuál es el motivo del éxito de nuestros entrenadores? Un servidor ha tenido la fortuna de haber analizado el estilo de Pep para el libro ‘Liderazgo Guardiola’, coescrito con la profesora Leonor Gallardo, y de haber compartido mesas redondas con entrenadores referentes como José Miguel González, ‘Míchel’, que tan buenos resultados ha conseguido en el Getafe; Gregorio Manzano, apodado ‘el profesor’, capaz de obtener unos logros increíbles con el Mallorca; o Jabo Irureta, uno de los históricos del fútbol español, actualmente director técnico del Athletic de Bilbao. Podemos encontrar una pauta común en estos ‘coaches’ que precisamente tiene que ver con la idea más avanzada del talento.

El talento va más allá de la técnica y de la inteligencia. Es una combinación de capacidad –aptitud y actitud–, compromiso y contexto adecuado. Nuestros entrenadores están muy preparados, saben de la importancia de la inteligencia emocional –que predican y practican–, se comprometen a tope para generar un estado de ánimo con el que se obtienen resultados, y no les duelen prendas –firmes, pero no duros– en acabar con las vacas sagradas por el bien del equipo.

Tenemos la mejor liga del mundo, que atrae y fideliza a los mejores jugadores, por la calidad de nuestro ‘coaching’. El éxito no llega nunca por casualidad.