Por Juan Antonio Pedreño Frutos, presidente de CEPES
Asistimos diariamente a debates, reflexiones, titulares de prensa que tienden a analizar el mejor método para poner las bases de un crecimiento fuerte, sostenido y equilibrado de nuestras economías. La empresa de Economía Social parece ahora estar de moda. Esta siendo mucho más conocida. Sus valores, su forma de gestionar el capital y la toma de decisiones parecen ser instrumentos fundamentales para solventar los problemas causados por esta crisis económica. Estas empresas con sus mecanismos solidarios y su ausencia de ánimo de lucro especulativo, están resistiendo mejor el impacto de la crisis. A pesar de esto, por primera vez en 20 años se calcula que cesaron su actividad en el 2008 y parte del 2009 casi 5.000 empresas y se perdieron más de 65.800 empleos. Pero incluso ahora, la Economía Social es generadora de empelo. Ya que a pesar de estos datos, es importante destacar que, en ese mismo periodo, se han logrado crear 3.757 empresas y 23.856 empleos. El balance es por tanto positivo y optimista. La empresa de Economía Social sigue siendo una fórmula atractiva para el emprendedor. Pero, ¿por qué?
Porque si bien es reconocido por todos, que las pymes son las empresas que en toda economía desarrollada sustentan el empleo, no son tan conocidos los esfuerzos que realizan dentro de estas empresas, las de economía social. Y ¿cómo lo hacemos? Las empresas de Economía Social no suelen despedir trabajadores porque como en el caso de las cooperativas y sociedades laborales el 80% son socios. Esto hace que sean capaces de flexibilizar y socializar las perdidas de horas de trabajo que suponga la falta de actividad. Moderan sueldos. Renuncian a cobrar, si es preciso, pagas extraordinarias para asumir gastos o prejubilaciones y al final, cuando todo esto no funciona, es cuando únicamente se plantea el cierre. Cuando se reconoce que la moderación salarial contribuiría a mantener y crear empleos, la economía social ya lo hace. Nuestro compromiso es el empleo
Cuando se plantea un pacto de moderación de rentas y de beneficios salariales, nosotros ya apostamos por ello. Cuando se apuesta por una reinversión de los beneficios para el mantenimiento de los puestos de trabajo, nosotros ya lo hacemos, incluso por Ley en algunos casos.
Cuando se recomienda reducir los índices de temporalidad, en la Economía Social, ya lo hacemos, pues cerca del 80% de los empleos son indefinidos.
Cuando se habla de favorecer los colectivos más vulnerables, cuando se habla de crear cohesión social, las empresas de Economía Social ya lo hacen. Los Centros Especiales de Empleo y las Empresas de Inserción, luchan cada día por mantener y elevar los más de 70.000 empleos de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social . Por todas estas razones, y por su aportación de valores al ámbito empresarial, tan despersonalizado y carente de ello en estos momentos, es por los que las empresas de economía social resultan atractivas para los emprendedores.
En definitiva en todas las empresas de economía social, la gestión no especulativa de los recursos hace que luchen por el mantenimiento del empleo de una manera envidiable. Su compromiso con el empleo de calidad, su forma de actuar, muy en consonancia con los criterios de sostenibilidad, son algunas de las prioridades en la que estamos trabajando desde CEPES. El nuevo modelo productivo pasa por acometer un proceso de re-equilibrio entre lo social y lo económico, y sobre todo por generar y mantener el empleo. Este es un reto. El reto en el que todos lo agentes económicos y sociales tenemos una enorme responsabilidad.
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