Algo que debe aprender todo jefe de equipo es que la delegación en el liderazgo no es una cuestión de ego ni de falta de competencias. No está en juego únicamente una elección personal y esa es la idea que debemos transmitir desde el departamento de Recursos Humanos.

Los frenos a la delegación en el liderazgo

No se trata únicamente de contar con las habilidades técnicas, la formación y la experiencia necesarias para dirigir un equipo humano de forma eficaz. El liderazgo requiere exige ante todo de las personas que lo ejercen el ejercicio de una serie de habilidades blandas. Y una de las principales es la capacidad para trasladar a otros miembros del equipo parte de sus tareas y responsabilidades para centrarse en otras que requieren su atención.

Porque un líder que se resiste a delegar puede comprometer seriamente la productividad de su departamento. Al retener el trabajo y la toma de decisiones, posiblemente solo conseguirá aumentar su nivel de estrés y retrasar el desarrollo los proyectos.

Las razones que se oponen a la delegación en el liderazgo son variadas y pueden cambiar de una persona a otra.

  • El ego y la falta de confianza en la competencia ajena, la sensación de ser imprescindible en la empresa.
  • La carencia de habilidades de comunicación. Se trata de una persona que prefiere asumir una tarea antes que pararse a explicar a otra persona cómo debe realizarse.
  • El miedo a ser rebajado ante los demás o que la delegación sea vista como una falta de profesionalidad.

Más allá de las consecuencias personales para el propio líder, las personas que forman el equipo perderán la oportunidad de asumir nuevas responsabilidades y desarrollarse profesionalmente. También se verá comprometida la capacidad para desarrollar nuevos proyectos en paralelo.

Equipo participando en estrategias para fomentar la delegación en el liderazgo

Estrategias para delegar

Para desarrollar la capacidad de la delegación en el liderazgo, existen una serie de estrategias que, desde el departamento de Recursos Humanos, deben trasladarse a los líderes de equipo. Porque no se trata de “quitarse trabajo de encima”, sino de aumentar la productividad y optimizar las capacidades del departamento a partir de la distribución de tareas.

  • El líder debe conocer perfectamente al grupo humano bajo su responsabilidad. Cada persona tendrá una serie de capacidades, un historial de formación y unas habilidades blandas diferentes. De esta forma sabrá a quién deberá asignar una tarea o una responsabilidad.
  • De la misma forma que no debe quedar al azar sobre quién se delega, tampoco el qué se delega. El líder debe delimitar y definir cuáles son las diversas tareas, cuáles son prioritarias, de qué plazo se dispone y cuáles son los objetivos.
  • Una vez ha delegado sobre un miembro del equipo, el líder debe estar disponible para brindar apoyo y asegurarse de que esa persona cuenta con los medios necesarios. Delegar no es lavarse las manos. Por el contrario, debe revisar periódicamente el trabajo asignado y proveer de feedback constructivo.
  • Debe fomentar la autonomía y la responsabilidad de los empleados y huir de la sensación de que solo él puede aportar las soluciones más creativas. Permitiendo las iniciativas personales aumentará la implicación y la fortaleza del equipo.

El papel de RRHH en la delegación en el liderazgo

La responsabilidad del departamento de Recursos Humanos comienza en el mismo momento del reclutamiento y en la asignación de roles de liderazgo. Es crucial identificar en los candidatos las habilidades y la disposición para delegar en los demás sus tareas.

A través de talleres y acciones de formación que capaciten a los líderes en la delegación, se pueden promover las estrategias mencionadas y mejorarlas. Asimismo, se debe ofrecer entrenamiento en las habilidades blandas necesarias.

El departamento también puede asegurarse de que los líderes de equipo puedan contar con manuales y guías que les asesoren, así como proveer de los sistemas de gestión de proyectos que puedan facilitar al máximo la delegación en el liderazgo.