El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que afecta a muchos trabajadores de gran valía. Es un trastorno frecuente en profesionales con baja autoestima. Las personas que lo padecen sienten que no están a la altura, que no son lo suficientemente buenos, competentes o capaces en su trabajo. Descubre cuáles son los cinco arquetipos del síndrome del impostor que con más frecuencia se encuentran en las plantilla: el perfeccionista, la atribución externa del éxito, genio natural, individualista y experto, y cómo puedes ayudarlos desde RRHH.
Cinco perfiles de empleados con síndrome del impostor
Los 5 arquetipos del síndrome del impostor recogen algunas de las situaciones que vas a encontrar en la plantilla como la ansiedad de rendimiento, el autosabotaje o el miedo al fracaso.
Si te encuentras con alguno de estos patrones entre el personal de tu empresa, es importante que los des indicaciones para centrarse en los hechos, los invites a celebrar sus logros y los apoyes para pedir ayuda, tanto de forma personal como profesional, porque probablemente estén siendo víctimas del síndrome del impostor:
- Perfeccionista: Lo experimentan aquellas personas que siempre llevan al máximo de su autoeficacia. Incluso aunque alcancen su objetivo, piensan que lo podrían haber hecho mejor y no cesan en la búsqueda de mejoras.
- Atribución externa del éxito: En lugar de reconocer su propia habilidad y esfuerzo, siempre cree que ha conseguido sus objetivos gracias a la suerte y/o al apoyo de otros.
- Genio natural: Estos perfiles se caracterizan por su facilidad para aprender de manera ágil. Sin embargo, después se sienten inseguros cuando tienen objetivos difíciles por delante.
- Individualista: Ocurre cuando un empleado no quiere trabajar en equipo y prefiere desempeñar sus funciones de manera individual. Sienten que si solicitan ayuda pueden exponer su supuesta incompetencia, y esto les genera estrés.
- Experto: Quien nunca se siente satisfecho con sus conocimientos y busca hasta el infinito ampliar sus aprendizajes.
- Superhumano. No estará satisfecho hasta conocer toda la información sobre un tema. Tiene una continua sensación de que no sabe lo suficiente y, por lo tanto, temor a ser descubierto como fraude.
¿Qué puedes hacer desde RRHH si se identifican en la plantilla?
Es importante tener claras varias estrategias que ayuden a combatir el malestar que pueda sentir alguno de tus trabajadores. Por su marcado carácter mental, el síndrome del impostor afectará negativamente a la productividad de los empleados, generando estrés y bajando los niveles de rendimiento.
Algunas de las estrategias más importantes son:
- Centrarse en los hechos: para el crecimiento personal de la plantilla es importante evitar las subjetividades. El análisis descriptivo y detallado de los acontecimientos elimina interpretaciones dañinas, según la terapia cognitiva-conductual.
- Abandonar el perfeccionismo llevado al extremo: puede que uno de los trabajadores sienta la necesidad del reconocimiento externo, pero lo que debes transmitirle es que lo que importa es ser profesional en la ejecución de sus tareas. Es decir, poner el acento en los procesos y los procedimientos y no tanto en los resultados.
- Aprender a pedir ayuda: los trabajadores pueden recurrir a conocidos, amigos o familiares. Pero si ves que no es suficiente, puedes proponer desde el departamento de recursos humanos sesiones de psicología clínica, que acompañe los procesos más estancados.
- Celebrar los logros: invita a los trabajadores a que lleven un registro de sus éxitos y que reconozcan su contribución en ellos. Es importante reconocer los mandatos sociales que reprimen la aceptación, y la expresión de emociones positivas relacionadas con los logros alcanzados. Recuerda al personal que pueden sentirse satisfechos y felices.
- Advierte, por último, del sesgo de género que atraviesa esta condición. Es decir, a las mujeres les cuesta más por los mandatos de género patriarcales reconocer sus avances como propios.