Existe una gran preocupación respecto al uso de robots en el trabajo. Muchas personas piensan que los robots acabarán quitando el trabajo a los humanos. Una visión algo melodramática y pesimista, ya que por el momento, la tecnología ha tenido impacto positivo en empresas e industrias que ya están trabajando con robots, agilizando procesos, aumentando la productividad y reduciendo los costes de producción.

La realidad dista de esta visión tan catastrofista. Los humanos y los robots coexistirán trabajando. Esto no es un a predicción, es ya una realidad. Son muchas las empresas que actualmente están empleando robots para complementar su fuerza de trabajo, en lugar de reemplazarla completamente. 

En este sentido, es más lógico pensar que lo más probable no es que los robots se hagan cargo de la mayoría de los puestos de trabajo. Si no que asuman las tareas más rutinarias y poco productivas, dejando para los humanos aquellas que conllevan una especialización y conocimiento superior.

Igualmente, no hay que pensar en el uso de robots como un mero reemplazo. Hay tareas y trabajos que un robot puede hacer y un humano no. Por lo que es probable que los robots acaben transformando industrias, permitiendo desarrollar tareas que antes no eran posibles realizar.

Transformaciones en los puestos de trabajo

Obviamente, esto no significa que la fuerza de trabajo no se verá afectada en absoluto por los cambios tecnológicos. Habrá cambios y los consecuentes trastornos y transformaciones en los puestos de trabajo. 

El plan, a largo plazo, implica el despliegue de más robots trabajando y, por tanto, la necesidad de más personal para instalar, programar y mantener esos robots. Es decir, se demandarán perfiles más técnicos y especializados que aquellos perfiles poco cualificados, utilizados habitualmente para tareas más mecánicas.

De hecho, hay una gran cantidad de puestos de trabajo calificados de «alto riesgo» por su posible automatización durante de la próxima década del 2030. 

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Nuevos trabajos creados para los humanos

La nueva tecnología implica la creación de nuevos puestos de trabajo también para los trabajadores humanos. De esta manera, el impacto neto de la automatización de puestos de trabajo no es cien por cien claro. Ya que aunque se destruyan algunos puestos de trabajo, también se estarán creando puestos nuevos.

Como la mayoría de las tecnologías evolutivas, los robots y la IA (inteligencia artificial) plantean desafíos, pero también ofrecen una  gama amplia de oportunidades para aquellos que estén dispuestos a aprovecharlas.

En lugar de preocuparnos por los robots, deberíamos estar motivados para mejorar nuestras habilidades, aprender y crecer. En esta nueva era digital, la autocomplacencia es peligrosa. La habilidad y el entusiasmo para aprender cosas nuevas separará a los profesionales ambiciosos del resto. Quienes mantengan sus habilidades al día a través del aprendizaje continuo, y trabajen continuamente en sus dificultades, realizarán los trabajos que los robots no pueden hacer.

Por otro lado, existen un aspecto importante que los robots no pueden proporcionar todavía; la interacción humana. La comunicación fuerte y personalizada se ha convertido en una importante habilidad para perfeccionar y nos permite expandir las ideas. No importa lo avanzados que sean los robots, seguirán siendo artificiales por naturaleza. La empatía humana no puede ser diseñada.

En definitiva, no es tan descabellado pensar en una relación simbiótica entre humanos y robots trabajando juntos. A medida que coexistamos y llevemos tiempo trabajando con robots, podremos darnos cuenta de que los robots no han llegado para reemplazarnos, sino para facilitarnos el trabajo, y poder así aprovechar la eficiencia de las nuevas tecnologías para resolver problemas.