La convivencia del deporte y la empresa es tan antigua que muchas de las actividades que tuvieron que poner en práctica los primeros empresarios para desarrollar sus proyectos se convirtieron en disciplinas deportivas. Los fenicios fundaron factorías en la costa mediterránea con las que tejieron una extensa red comercial para propagar su industria textil, naval y metalúrgica, al tiempo que les servían de enclaves de avituallamiento y defensa. La navegación, el manejo de las armas y la equitación perduran en la actualidad dentro del programa de los JJ.OO. modernos. Más allá de estas coincidencias instrumentales, los resortes que movían a aquellos emprendedores en los albores de la historia no estaban lejos de nuestras actuales motivaciones.
Akio Morita, uno de los socios fundadores de Sony, decidió impulsar un reproductor musical de bolsillo en contra de la opinión de sus ingenieros y expertos. Por otro lado, hace año y medio, y a sólo unos meses del comienzo de los JJ.OO. de Pekín, Marta Domínguez anunciaba que correría los 3.000 metros obstáculos: «No tengo motivación para los 5.000″, declaraba. La decisión estaba tomada, pero las dificultades para ambos estaban por llegar. No sólo los técnicos eran reacios a la visión de Morita, sino que éste también hubo de sortear el obstáculo de los estudios de mercado que desaconsejaban su comercialización. Por su parte, Marta acudió a los Juegos con el objetivo de estar entre las medallistas, pero cayó al suelo al tratar de salvar uno de los últimos obstáculos.
Lejos de arredrarse, ambos porfiaron en su empeño y siguieron adelante con su objetivo. El artilugio se perfeccionó y Morita impuso su criterio; Marta cambió de entrenador y de método para adaptarse a la nueva disciplina. Hoy, el «walkman» cumple treinta años y su nieto digital supera las ventas de la competencia, mientras Marta es campeona del mundo.
El deporte como actividad, en la que el conocimiento, el esfuerzo, la constancia y la motivación han de aunarse para conseguir el éxito, es un curso inagotable de actitudes y comportamientos extrapolables a otros ámbitos vitales. Sus acontecimientos son de tal intensidad y se suceden con tal rapidez que un día eres el número uno del mundo y al día siguiente tu carrera pende de un hilo.
Ante la adversidad de su lesión en la rodilla, Rafa Nadal reaccionó variando sus objetivos y centrándose en uno aparentemente sencillo: la mejora lenta y paulatina de sus articulaciones para llegar a jugar sin dolor. Así, tras un trimestre de enclaustramiento sanitario, Nadal declaraba en su vuelta a las canchas que su único objetivo era jugar cuantos más partidos mejor.
Cuando los problemas acosan es necesaria la redefinición del contexto, mientras las metas a corto plazo son un valioso factor de motivación. Sin embargo, tras dos torneos disputados con una significativa mejoría en el estado de sus rodillas el tenista se reciclaba en unas declaraciones previas al Abierto de Estados Unidos: «He venido a ganar el Torneo. Cualquier otro planteamiento no tendría sentido para mí». El deporte es un excelente laboratorio en el que la conducta de los deportistas manifiesta pautas de comportamiento claves para gestionar la adversidad, aprender de los errores y volver a la senda del éxito.