Son muchos. Muchísimos. Un total de 790.800 empleados públicos trabajando de forma temporal. Un 24,6% del conjunto de trabajadores públicos, según los datos de la Encuesta de Población Activa EPA, del tercer trimestre de 2011. La cifra choca con la recomendación acordada entre Gobierno y sindicatos en 2002, que establecía un 8% como límite de trabajadores temporales en la administración.
Hoy, a los que más se oye es a los interinos de Educación, pero hay más. Muchos más. En la Administración General del Estado, en la Autonómica y en la Local; en la Sanitaria, en la Administración de Justicia, en las Instituciones Penitenciarias, en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Civil. En total son casi 800.000 personas cuyos ingresos y cuyas vidas son temporales. Las suyas son historias que se escriben con coraje: miles horas de estudio, preparadores, libros, exámenes y más exámenes. ¿El resultado? Un aprobado con nota, pero a décimas de la ansiada plaza. Como recompensa por estar entre «los buenos», derecho a formar parte de esa gran bolsa de interinos que se ha transformado en un problema social de proporciones desmesuradas. «Yo he aprobado dos oposiciones: una con un 6,8 y otra con un 7,2», explica Rosa, una profesora de inglés que prefiere permanecer en el anonimato. «No tengo plaza y, sinceramente, viendo las que han salido este año, tampoco tengo esperanza». «Me indigna leer que estamos en pie de guerra simplemente porque salimos a la calle a explicarle a la gente nuestra situación: una auténtica injusticia que a nadie debería dejar indiferente».
En ocasiones, en el otro lado de la balanza encontramos a un funcionario que sí consiguió esas décimas y que no puede acceder a su plaza, ocupada por un interino; o los miles de personas que cada año se preparan una oposición que debería ser convocada pero que nunca lo será… Todos, todos, salen perdiendo. Todos salimos perdiendo.
Pero, ¿cómo hemos llegado a esto? Para Miguel Ángel Sánchez Morón, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Alcalá y Presidente de la Comisión para el estudio y preparación del Estatuto Básico del Empleado Público, «las causas son varias. La principal es la tendencia de algunas Administraciones, especialmente las autonómicas y locales, a reclutar personal sin pasar por los procedimientos de selección que establece la legislación vigente: las oposiciones y concurso-oposiciones, ya que son lentos y complejos, aunque garantizan la igualdad de los candidatos».
Las normas de acceso a la función pública se están incumpliendo día a día según denuncia Julio Guiral, presidente de la Asociación para la Defensa de la Función Pública Aragonesa, «y particularmente el Estatuto Básico de Empleo Público de 2007, que pese a ordenar la inclusión en la Oferta Pública de Empleo de todas las plazas vacantes ocupadas por personal interino, ha sido también sistemáticamente incumplido». «Los intereses de algunos colectivos, incluida una parte de los interinos» han avivado el fuego, según denuncia Guiral, «bloqueando el acceso de personal de nuevo ingreso».
Miguel Ángel Sánchez Morón va más allá: «Algunos de esos empleados públicos aspiran a mantener su empleo e incluso a convertirse en fijos sin pasar por una verdadera oposición, a través de procesos de ‘consolidación de empleo’, que incluyen valoración de los ‘méritos’ correspondientes al tiempo de interinidad y, en su caso, pruebas muy sencillas; y en ese propósito son amparados por los sindicatos, que tienen en ese tipo de personal una clientela importante. Sucede así que muchos gobiernos, sobre todo autonómicos y locales, no se atreven a poner fin a las situaciones de interinidad e incluso dejar prorrogar ilegalmente los contratos temporales de trabajo». Como resultado de estas prácticas, según denuncia el catedrático de la Universidad de Alcalá, «hay interinos que se eternizan en el puesto y trabajadores temporales, pero ‘indefinidos’, no ‘fijos’, que es una categoría que el Tribunal Supremo tuvo que inventar».
Llegados a este punto, ¿quién y cómo puede arreglar este desaguisado? Los expertos lo tienen claro: no hay soluciones rápidas, pero sí hay caminos. «Depende de que exista voluntad y coraje político», explica Sánchez Morón. «Lo lógico sería convertir muchas de las situaciones de interinidad en empleo público estable, a través de los correspondientes procesos de selección, pero basados en el mérito y capacidad de los aspirantes». Flexibilizar y agilizar unos procedimientos de selección «muy anticuados, lentos y burocráticos» es imprescindible para este catedrático de Derecho. Julio Guiral añade que «la solución pasaría por la legalidad y la transparencia, incluida la presupuestaria. Ambas son imprescindibles para recobrar la confianza en las institucione spúblicas en momentos de crisis».
Vayaaa! Pensé que nadie se estaba dando cuenta de ese «pequeño» colectivo del que formo parte….. porque los recortes le han afectado a mucha gente, pero a nosotros nos ha tocado de lleno. Yo aún no he podido ni siquiera «luchar» por una plaza, porque aún no se ha convocado ninguna oposición desde que terminé, y lo único de lo que podía vivir era de las sustituciones (pues tampoco tengo demasiados puntos en la bolsa porque por la misma causa, no tengo bastante tiempo trabajado). Es hasta gracioso pensarlo, todo un círculo vicioso: si no puedo ir acumulando (al estilo hormiguita, sustitución a sustitución) algo de tiempo trabajado, nunca tendré suficientes puntos en la bolsa para que me llamen… con lo cuál, el no trabajar ahora, hace que en un futuro también disminuyan mis posibilidades de hacerlo. A menos claro, que me dedique a estudiar y cruce los dedos para que se convoquen oposiciones en cuánto, 5-10-15 años? Mientras tanto qué?
Imaginen nuestro panorama a partir de ahora: desolador.
No me extraña que tanta gente emigre buscando condiciones laborales decentes.
¿Y no es injusto que una persona que HA APROBADO ya una o varias oposiciones, y que se ha quedado sin plaza por unas décimas, tenga que seguir examinándose una y otra vez? ¿No sería más justo que a esas personas que YA HAN APROBADO se les fuera dando una plaza fija a medida que fueran quedando vacantes? Claro…, cada vez que se examina uno tiene que pagar unas tasas, multiplicadas por muchos miles de personas es mucho dinero a recaudar.
Yo tambien soy una de las afectadas, despues de trabajar cuatro años seguidos en trafico y ser la unica interina, me echaron estando de baja y por telefono, porque tenian que entrat en concurso interno los de correos. Ademas ahora tengo que esperar 1 año para que me puedan contratar aunque sea contratada. Yo tambien me examine y no llegue a la puntacion necesaria. Lo tenemos muy negro ya que oposiciones para el Estado no se van a convocar en muchos años.