Echarse la siesta en el trabajo se consideraba algo negativo, pero hoy en día, cada vez más empresas animan a su empleados a llevar a cabo esta práctica en su jornada. Los motivos que empujan a las compañías a impulsar esto están justificados: gran parte de los trabajadores experimenta sueño a lo largo de las 8 horas que están en su centro de trabajo, sobre todo después de comer, lo que afecta a su rendimiento y a la productividad

Es por esto que cada vez más empresas están apostando por garantizar el bienestar de sus empleados reconociendo los beneficios de la siesta en el trabajo. Esto se encuadra dentro de la tendencia de las compañías a ser más humanas, lo que se ve reflejado en la puesta en marcha de iniciativas tan saludables como evitar el sedentarismo e incentivar la actividad física. 

¿Qué países animan a sus empleados a dormir la siesta en el trabajo?

La práctica de dormir la siesta en el trabajo está siendo impulsada por empresas de todo el mundo. Estos son algunos ejemplos de países que ya la han puesto en marcha:

Japón 

Su agitado estilo de vida ha llevado a sus habitantes a la adopción a gran escala de los «inemuri», o «dormir mientras se está presente». De hecho, es habitual que los japoneses duerman en su mesa o incluso durante las reuniones, lo cual es visto como un síntoma de trabajo duro.

Noruega  

Los noruegos tienen la creencia de que dormir al aire libre es muy bueno para la salud. Por eso, no es de extrañar que se tomen un descanso en su jornada laboral para llevar a cabo esta práctica.

EE.UU 

Las empresas de tecnología y software están liderando la revolución de la siesta, y firmas como Google han llegado a instalar en sus oficinas cápsulas para dormir que ayudan a los empleados a descansar.

Cuales son los beneficios de dormir la siesta en el trabajo

Los beneficios de dormir la siesta durante la jornada laboral son muy numerosos. El aprendizaje, la memoria, los tiempos de reacción, la comunicación y las habilidades motoras se potencian significativamente tras una breve siesta al mediodía. Estos efectos son mayores si la siesta es de 30 o 40 minutos y si se alcanzan fases profundas del sueño.

No obstante, hay que señalar que incluso siestas muy cortas, de 7-10 minutos, mejoran sustancialmente el nivel de alerta durante el resto de la jornada.

Independientemente de la duración de la siesta, su impacto beneficioso sobre la función cognitiva se traduce en ganancias de productividad

De hecho, se ha demostrado que la siesta aumenta el rendimiento de médicos, enfermeras, pilotos, controladores de tráfico aéreo y conductores profesionales. 

Sin embargo, aún hay más: los beneficios de la siesta se extienden mucho más allá de la capacidad cognitiva y ayudan a reducir el riesgo y la frecuencia de las bajas por enfermedad, así como a disminuir los niveles de cortisol y la inflamación. 

Como ves, hay muchos y muy buenos motivos para dormir la siesta en el trabajo. Si quieres proponer que se impulse esta práctica en tu empresa, tienes una buena cantidad de argumentos para defenderla. ¡Anímate!