Si cualquier aspecto de la compañía, especialmente el económico, empieza a resentirse y no hay un motivo aparente que lo justifique puede que la empresa esté sufriendo un sabotaje empresarial

Perfil del saboteador

El saboteador de una empresa puede ser cualquier trabajador de la misma. Los sabotajes pueden ser inconscientes, como consecuencia, por ejemplo, del miedo al cambio. O pueden ser plenamente conscientes, a cargo de trabajadores de base, mandos intermedios o incluso procedentes del equipo de dirección. 

Quizá el artífice del sabotaje empresarial sea un trabajador molesto con la compañía por que se le ha denegado una subida de sueldo o haya sufrido algún recorte, se le ha reasignado a otro departamento, tiene que acometer más cantidad de trabajo o considera que se le ha humillado en público. En este caso puede que el sabotaje esté orientado a obtener un beneficio personal o, simplemente, perjudicar a la compañía por sed de venganza. 

Otra posibilidad es que la organización tenga un topo que esté pasando información a la competencia o que un profesional esté recabando información o clientes para crear su propia cartera. En cualquier caso, conviene estar atento a las señales que te pueden hacer sospechar de un sabotaje empresarial, antes de que la situación se llegue a complicar seriamente. 

Señales de posible sabotaje empresarial

Existen señales muy claras de que la empresa puede estar viviendo un sabotaje empresarial. Entre los aspectos a los que hay que prestar especial atención se encuentran los siguientes:

Caída de las ventas y aumento de las quejas

Si las ventas caen de manera injustificada en un periodo próspero, o de repente comienzan a aumentar las quejas por el producto o el servicio recibido, es probable que la compañía esté viviendo un sabotaje empresarial.

Proyectos que se retrasan

El retraso en la implantación o desarrollo de proyectos es otro de los signos claros de un sabotaje empresarial. Puede que sea inconsciente, provocado por el miedo al cambio de un trabajador. En este caso escucharemos frases como “esto siempre se ha hecho así”, “nunca llegaremos a tiempo”, “no puedo con tantos frentes abiertos” o “mañana me pongo con ello”. 

Ataques informáticos internos

El sabotaje informático no siempre tiene que venir desde fuera. La mayor parte de las veces proviene de dentro de la compañía, por empleados que tienen conocimientos tecnológicos suficientes como para introducir un virus en el sistema informático, causar daños en el disco duro o proceder al borrado de información sensible. 

Filtración de información a la prensa o la competencia

Otro signo de estar sufriendo un sabotaje empresarial es la filtración de datos o información sensible a la empresa, a clientes o proveedores. Este caso es especialmente grave cuando la información llega a la competencia, ya que puede adelantarse a nuestras estrategias o hacerlas suyas. 

Dinero que no cuadra

Cuando los números no cuadran, se ha producido un falso engorde de los balances para maquillar cuentas o desvíos de fondos hay que pensar en un sabotaje empresarial. Descubrir rápido al profesional que lo está provocando es poner freno a posibles graves daños a la organización.

Actitudes sospechosas

Un uso sospechoso de los ordenadores o la fotocopiadora, personal que se queda trabajando más horas de las que establece su jornada laboral, injustificadas charlas entre personal de diferentes departamentos, movimiento anómalo de papeles u otras actitudes sospechosas merecen una investigación acerca de lo que está ocurriendo.

En cualquier caso, la prevención es siempre la mejor herramienta para hacer frente a un sabotaje empresarial. Es necesario que la compañía establezca controles y cree una clara definición de tareas. También resulta muy útil tener abiertos canales de comunicación directos y constantes con los trabajadores. Y en caso de tener claras las sospechas, reunir pruebas para justificar un despido disciplinario.