MyJobGroup realizó el mes pasado una encuesta sobre el uso que los empleados británicos da a las redes sociales que, no por anecdótico, deja de tener su miga. En él, el 20% de los consultados reconocía que usaba Facebook o Twitter para quejarse de su jefe y que seis de cada diez entre estos últimos dejaría de hacerlo si el susodicho tuviera acceso a su perfil. La pregunta es: ¿cuándo el terreno personal se convierte en profesional y viceversa?, ¿qué ocurre si el boicoteado no es el superior sino nosotros mismos? Felipe Navío, CEO y fundador de Jobandtalent advierte de la necesidad, más funcional que egocéntrica, de vigilar qué es lo que aparece de nosotros en internet: «Puede haber información errónea que perjudique tu trabajo y tu carrera profesional  y tienes que intentar modificarlo. Tu identidad viaja contigo como si fuese una mochila».  Aquí, los menos iniciados en la materia cuentan en ambos casos con ventaja ya que la cautela ante lo desconocido hace que sean mucho más precavidos. A los que no lo son un consejo del propio Navío: «la web 2.0 es una extensión de nuestra vida real, en todos los sentidos».