La última edición de la Feria OFITEC (Salón Profesional Internacional de Equipamiento de Oficinas y Colectividades) ofreció un panorama amplio de hacia dónde van los entornos profesionales de las próximas décadas. Por ejemplo, se detectó una tendencia en reducir el mobiliario de almacenamiento por la generalización de archivos digitales; el desarrollo de reuniones virtuales; la proliferación de piezas modulables, que ahorran espacio y permiten modificar las estancias según la necesidad; o la integración del mobiliario de trabajo en el hogar para facilitar la flexibilidad laboral.

Se presentó también el llamado proceso de Diseño Amodo, creado por Quim Larrea, director del Centro Tecnológico Andaluz de Diseño, Surgenia. Se trata de un nuevo puesto de trabajo móvil, interactivo y adaptado a las necesidades de los usuarios, incluidos los discapacitados, que de algún modo adelanta lo que puede ser la oficina del futuro. Todas estas soluciones, que hace unos años pertenecían a la ciencia ficción, se han convertido en realidades que van a configurar el espacio laboral del futuro. La clave son las nuevas tecnologías.

Y es que tal como indica el informe ‘Spain 20.20’, elaborado por el Club de Excelencia en Sostenibilidad en colaboración con diez ‘partners’ empresariales –ABB, Accenture, Endesa, Ericsson, Holcim, MRW, Orange, REE, T Systems y Vodafone–, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) permitirán reducir gastos y mejorar la calidad de los servicios. La implantación de las TIC en sectores transversales de la economía puede llegar a suponer, hasta el año 2020, un ahorro potencial neto acumulado de más de 600.000 millones de euros, a los que se añadirían unos 65.000 millones de ingresos extra mediante la creación de nuevos negocios.

Todo ello supondría la creación potencial de 218.000 empleos en España. «No solo nuevos empleos, sino mayor calidad de empleo, estabilidad, flexibilidad e igualdad de oportunidades, integración social o calidad de vida, son algunos de los potenciales beneficios sociales que conlleva la implantación de las TIC, gracias al teletrabajo, el ‘e-learning’ o la teleasistencia», señalan desde el Club de Excelencia en Sostenibilidad. Desde el  junto de vista medioambiental, la aplicación de las TIC de forma masiva y transversal a diferentes sectores productivos conlleva mejoras de eficiencia, que llevan aparejada la reducción potencial de hasta 36,76 millones de toneladas de CO2, alcanzado en 2020 cifras de 388,40 millones de toneladas de CO2.

Con los cinco sentidos

IBM acaba de publicar sus previsiones ‘5 en 5’. Cada diciembre, desde 2006, la compañía da a conocer cinco cuestiones del mundo de la innovación y la tecnología que van a cambiar nuestra forma de trabajar y vivir en los próximos cinco años. Las previsiones de este año se centran en un elemento nuevo de la próxima era de la computación, el de los «sistemas cognitivos», basada en la habilidad de los ordenadores para imitar a su manera los sentidos humanos.

Según Robyn Schwartz, experta en la industria ‘retail’  de IBM, «dentro de cinco años podremos tocar a través de nuestro móvil». Esta tecnología puede tener aplicaciones en el sector sanitario –los médicos podrán  examinar en remoto y de forma táctil a los pacientes– o en la industria manufacturera.

En cuanto al sentido de la vista, los ordenadores, en cinco años, podrán reconocer imágenes e interpretarlas, una capacidad que será muy útil en la industria del comercio o el márketing, ya que las empresas podrán ofrecer  productos o servicios individualizados dependiendo de las fotos que compartamos en internet. En referencia al gusto, los ingenieros habrán creado papilas gustativas digitales que nos ayudarán a comer de forma más  inteligente.  Se podrán desarrollar, por ejemplo, páginas web con recomendaciones nutricionales basadas en nuestros historiales médicos.

Y también en cinco años,  los ordenadores contarán con el sentido del olfato, según los expertos de IBM, un avance que servirá, por ejemplo, para detectar focos de infección. Por último, los ordenadores también ‘escucharán’ qué está pasando. Los investigadores de la firma creen que esta tecnología podría usarse en la industria de los transportes, ya que se podrían detectar movimientos sísmicos o meteorológicos.

Adiós a los ‘e-mails’

El informe ‘Economist Intelligence Unit’, realizado por este conocido medio británico, ofrece también una visión de lo que será el futuro de los entornos laborales. El documento concluye que el cambio tecnológico se producirá de la mano de cuatro nuevas tendencias: el ‘cloud computing’, el ‘big data’, la videocomunicación y la movilidad. Así, por ejemplo, en  2020 se reducirá el tráfico de correos electrónicos debido a la irrupción de las videoconferencias, que serán el medio más común de comunicación, junto a las redes sociales corporativas. Además, los micro emprendedores ganarán terreno a las medianas empresas en una década, ya que los avances tecnológicos permitirán que estas pequeñas empresas operen como si fueran mucho más grandes.

El estudio también sostiene que la tecnología traerá más flexibilidad y movilidad, aunque, por el contrario, propiciará la destrucción de empleo, la desaparición de algunas profesiones, una vida laboral más larga e incluso la ‘no desconexión’ entre el trabajo y la vida personal. Es un punto de vista que comparten desde la consultora Adecco, que también creen que las actividades repetitivas y rutinarias, que demandan solo cualificaciones medias, serán mayoritariamente automatizadas, dejando obsoleta la formación de muchos de los trabajadores. Por eso, en este panorama, los trabajadores más cualificados se verán beneficiados por la  introducción de nuevas tecnologías.