Lucia Zavala

Por Lucía Zavala, directora general de Junior Achievement

El sector económico español está compuesto, casi en un 90%, por pymes y micropymes. A día de hoy, podemos afirmar con rotundidad que los emprendedores ocupan un papel cada vez más protagonista en el motor de nuestra economía, siendo la tasa de actividad emprendedora de un 7% en el año 2008 (según datos del Global Entrepreneurship Monitor). Por su parte, Administraciones, empresas eicobran una importancia clave al “tirar del carro” de la economía local, muy especialmente en los momentos de crisis que hoy atravesamos.

¿Cómo se consigue fomentar el espíritu emprendedor? ¿Cuál es el perfil de emprendedor, y qué habilidades tiene? Son preguntas fáciles de plantear, pero algo más difíciles de responder, porque lo cierto es que el mencionado espíritu y sus características no nacen, sino que se hacen, y todos cada uno de nosotros podemos aspirar a serlo. La educación es labor de todos y no sólo en nuestro país, sino también y muy especialmente en toda Europa, donde existe una necesidad imperiosa de recargarse con un espíritu empresarial renovado y de conducir a las nuevas generaciones hacia él.

Una buena educación desde la base: materia prima insustituible

Es preciso poner en relieve la necesidad de promover una educación empresarial y financiera que fomente la predisposición y la seguridad capaces de motivar al potencial y futuro emprendedor a poner en práctica su proyecto. Dado que los jóvenes son, sin lugar a duda, los futuros líderes de las compañías del mañana, y la clave para el desarrollo y fomento de una economía próspera, virtudes como la libertad de expresión, la mentalidad abierta o la imaginación, se convierten en máximas insustituibles para ayudar a fluir el auténtico espíritu emprendedor.

La experiencia práctica se sitúa entre las mejores enseñanzas para el mañana, firmemente complementada con la capacidad de implicación, el compromiso y con una correcta y necesaria base teórica. Iniciativas como la recientemente celebrada II Semana Global de Iniciativa Emprendedora en España, ponen de relieve que millones de personas han sido capaces de unirse a las actividades organizadas en todos los países participantes, destinadas a ayudar a explorar el potencial emprendedor, generar nuevas ideas y buscar mejores prácticas de negocio. Esta iniciativa mundial ayuda a los jóvenes emprendedores a conectar con actividades del mundo empresarial con el fin de crear valor para sus propias economías locales y comunidades. No transcurrió un minuto esa semana en el que no se desarrollara alguna iniciativa emprendedora que, en nuestro caso, se trató del programa “Socios por un día”.

La octava edición del Programa Educativo Socios por un día, un año más persiguió y consolidó su objetivo prioritario de acercar a los jóvenes de entre 16 y 17 años al mundo laboral y al de los profesionales que lo hacen posible. Fue como tener una máquina del tiempo para responder a una inquietud general: ¿qué es eso de trabajar? Presidentes de empresas como Ernst & Young, PricewaterhouseCoopers, General Electric o Seguros Pelayo, así como figuras institucionales como la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Embajada Británica, o profesionales del diseño como Lorenzo Caprile, accedieron encantados a que un alumno fuera su “sombra durante un día” (hasta un total de 300 estudiantes). Los jóvenes también fueron bien recibidos en el Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital de la Paz, el Estudio Lamela Arquitectos, Corporación Llorente, Roche, Citi, ING, HP, Indra, Fundación Repsol, Fundación Rafael del Pino, Consejo General del Poder Judicial, Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional, etc.

Emprendedores: más necesarios que nunca en tiempos de crisis

En la coyuntura económica actual, que puede parecer nada favorable para el desarrollo de proyectos emprendedores, es, sin embargo, más necesario que nunca tener capacidad para ver oportunidades y analizar los recursos que permitan llevar a cabo el proyecto. Es el momento de doblar los esfuerzos para superar otras dificultades añadidas a las presiones económicas, tales como las cargas familiares, la inseguridad y la falta de apoyo, entre otras. Un buen método de conseguirlo será que continuemos involucrando a empresas y profesionales para que compartan su experiencia con los jóvenes, y les muestren el camino a recorrer para alcanzar el éxito como personas, y también para contribuir a mejorar la sociedad.

Vivimos en una economía del conocimiento que demanda a los jóvenes una sofisticada mezcla de habilidades “soft & hard”. Ahora más que nunca necesitamos la innovación, nuevas soluciones, nuevos enfoques creativos y nuevas formas de funcionamiento. Estamos en un territorio desconocido y necesitamos personas en todos los campos y en todas las edades que puedan “pensar más allá” para identificar y perseguir oportunidades en vías de desarrollo. Porque el fomento del espíritu emprendedor a día de hoy, sigue y seguirá siendo posible.