Los efectos de la crisis sobre la cuenta de resultados de muchas empresas han provocado que éstas empiecen a ver la formación de sus empleados como un gasto en vez de como una inversión. Sin embargo, a ningún directivo se le escapa que, precisamente, este tipo de acciones formativas —desde un curso de inglés a un programa de desarrollo directivo— es una de las herramientas más efectivas a la hora de motivar y retener a sus equipos. Pero, ¿cómo hacerlo en medio de la actual crisis?

La información es el primer paso. Pese a que aprendizaje y desembolso económico son dos términos que parecen inseparables, todas las empresas españolas, con centro de trabajo en el territorio estatal y que coticen por Formación Profesional, disponen de un crédito, que varía del 100 al 50%, generado a partir de las bonificaciones en sus cuotas a la Seguridad Social para impartir cursos a sus empleados. Cuando lo gratuito no es suficiente, la imaginación se convierte en el mejor aliado. En este contexto, tal y como afirma Joaquín Oset, director de Sunion Consultoría, «muchas compañías se están centrando en la formación interna». Oset no sólo se refiere a programas financiados y organizados por la empresa, sino que, además, son impartidos por los propios empleados. Por ejemplo, en Telefónica, el 70% de la formación interna corre a cargo de profesionales de la casa.

En esta misma línea de ideas alternativas, Deloitte lanzó en septiembre del año pasado la primera edición de su máster en Auditoría y Desarrollo Directivo. Juan Manuel Irusta, su director de Formación, cree que este tipo de apuestas, aunque en principio puedan ser más caras, sale rentable. «La formación del empleado es relevante. En épocas duras también hay que invertir para salir después en mejores condiciones». Aunque todavía no es posible cuantificar el impacto de este programa sobre los niveles de retención, ya que la primera promoción no terminará hasta diciembre de 2011, Irusta prevé que será positivo: «Al final es una especie de mini MBA, totalmente gratuito y que se puede compaginar sin problema con el trabajo diario en la firma».

Los jefes no son los únicos que tienen que romperse la cabeza para hacer números. Muchos trabajadores no quieren renunciar a seguir mejorando sus habilidades y, aunque no encuentren respaldo económico por parte de su empresa, siguen adelante. El problema llega a la hora de solicitar esa ayuda al banco. Si ya es difícil acceder a uno ordinario —en los dos primeros meses del año la actividad crediticia se redujo más de un 1,5% con respecto a 2009—, más aún cuando se buscan condiciones especiales como un periodo de carencia de uno o dos años, un largo periodo de devolución, posibilidad de amortizar la deuda sin comisión antes del vencimiento…

En este escenario, son cada día más los que recurren a fuentes de financiación alternativas, como las plataformas de préstamos P2P Lending, que ponen en contacto a los ahorradores con los demandantes de dinero. Comunitae.com, pionera en el sector financiero nacional, ha recibido desde junio de 2009, cuando comenzó a operar aquí, 334 peticiones —el 17% procedía de técnicos o empleados de oficina— con la intención de invertir un importe medio de 4.640 euros en formación. Una cifra significativa si tenemos en cuenta que en estos diez meses han recibido 6.186 solicitudes.

 

Lo que los empleados querrían mejorar en los planes de formación de su empresa

formacion_TAB

Fuente: Deloitte