El trabajo freelance es, por definición, el trabajo realizado de manera independiente para una o más empresas de manera externa a ellas. Actualmente, y cada vez de manera más frecuente, muchas empresas optan por la posibilidad de contratar a profesionales especializados para llevar a cabo trabajos específicos integrados en su servicio al cliente, como puede ser la redacción, la programación web, u otras especialidades.

La relación Freelance – Empresa

Como todo, contratar a un individuo ajeno a la organización de tu empresa tiene sus pros y sus contras. La comunicación puede resultar ser un obstáculo mientras que las exigencias de proyectos y timings pueden perderse por el camino, entre muchas otras cosas.  En cualquier caso, trabajar con alguien implica conservar una relación.  Estas son las pautas a tener en cuenta para que freelance y empresa puedan optimizar esta relación sin perjudicar de ninguna forma al otro:

  1.     Personalidad y Conocimiento

Al fin y al cabo, no deja de ser una relación interpersonal la que se mantiene con el freelance. Esto implica que el primer punto y el más vital es asegurarse que se trate de una personalidad con la que uno podrá trabajar y entenderse a lo largo de la realización de proyectos. Esto sin obviar la valoración del conocimiento específico exigido para la contratación.

  1.     Definición de objetivos

A diferencia de un trabajador interno en la empresa, nuestro freelance no está integrado en la empresa de la misma manera, algo que supone una cultura de empresa parcial y un conocimiento de cliente y proyecto empresarial bastante superficial.

Aunque sea un requisito aplicable a todo empleado, es aún más relevante en el caso del trabajo freelance definir claramente los objetivos y las necesidades detrás cada tarea a realizar. Establecer cuál es el resultado buscado y proporcionar toda la información pertinente al tema que tiene a su disposición la empresa es el primer paso de asegurar que todos trabajen hacia el mismo fin.

  1.     Timings y seguimiento

Debido a que un trabajador externo no está sometido al mismo cumplimiento de horarios de oficina o de control rutinario de sus superiores, establecer unos timings claros y definir la manera y los momentos de seguimiento es fundamental para que todo el trabajo se realice cuando se precisa.

Marcar fechas y límites es el punto de partida y el hecho más básico, pero también se recomienda una comunicación constante e incluir reuniones periódicas para optimizar el seguimiento de un proyecto o de la misma relación con el freelance.

  1.     La buena gestión

Es importante gestionar correctamente, por ejemplo, el tema legal con la tipología de contrato según la naturaleza de su autonomía o las horas realizadas. Por otro lado, es importante definir los puntos de contacto; con qué herramientas se van a trabajar para intercambiar ideas o comunicarse, como pueden ser Dropbox, Skype, Google Drive u otros.

Como siempre, una buena gestión también supone mantener la motivación entre todos los empleados, incluyendo a aquellos que realicen un trabajo freelance. El trabajador contento con su trabajo es el que siempre va a rendir más y mejor

Proyección y tendencias del trabajo freelance

Optar por la contratación de un profesional ajeno a la empresa es una tendencia cada vez más popular en diferentes ámbitos de especialización. Lo que permite es no limitarse al talento local y/o externalizar tareas puntuales, como una forma de outsourcing a pequeña escala.

En la mayoría de los casos, se trata de autónomos que han creado su propio negocio centrándose solo en lo que son expertos y que les motiva. Los freelances adquieren conocimiento de diversos sectores, aportando conocimiento amplio en especialidades concretas que aportan valor a las tareas realizadas, y por defecto al servicio que ofrece tu empresa.