Hola, ¿Eres de l@s que dicen la verdad? Quizá esta pregunta te resulte demasiado obvia y ni te la hayas planteado. Lo cierto es que no me la había planteado hasta ahora. Los hechos que están ocurriendo durante estas semanas están llevándome a hacerme muchas preguntas y una de ellas es la de ¿comunicamos la verdad?
En muchas ocasiones la verdad puede doler, en otros casos puede agradar pero siempre es verdad y vamos a ver qué repercusión tiene decir la verdad.

¿#alternativefacts en las empresas?

Recientemente hemos visto la polémica que se ha generado a nivel internacional con los #alternativefacts o los hechos alternativos que la administración Trump se ha dedicado a defender en los medios, defender la mentira a toda costa ¿qué consecuencias nos puede acarrear? Tampoco tenemos que irnos tan lejos, recientemente se publicaba un estudio sobre la veracidad de la prensa española y los resultados hablan por sí mismos, los medios pasan por una crisis reputacional y lo más importante de credibilidad.

El panorama empresarial está cambiando, ahora, por suerte, las empresas están poniendo a la persona en el centro, les empoderan y apuestan por ellos y su desarrollo.

Se ha visto que empresas que ponen al empleado en el centro consiguen que estos tengan un compromiso real y sostenible en el tiempo. Empresas que apuestan por comunicar la verdad a sus empleados y que son coherentes con lo que dicen y hacen.

Si las empresas pueden, ¿nosotros podemos en nuestro día a día?

¿Cómo comunicamos?

Como este es un blog para los especialistas de RRHH y yo soy un profesional de la comunicación, lo que te invito es a que revises cómo comunicas varias cosas, por un lado la marca personal en tu día a día y por otro lado la marca profesional (que va ligada a la personal). Y probablemente a los maestros de la marca personal les puede chirriar esta separación que hago pero aún las personal consideran que marca personal y profesional hay que diferenciarlas. Ya ahondaremos en eso en próximos post.

Fíjate, comunicar la verdad no es una simple actitud ante la vida, es también un mecanismo químico que se genera en nuestro cerebro. Cuando decimos la verdad generamos oxitocina que es la hormona que parece estar relacionada con el establecimiento de las relaciones personales y la generosidad.

Lo que sí que es cierto que decir la verdad, ya sea con hormonas de por medio o no, nos facilita mucho la tarea a la hora de reducir el miedo y de generar confianza en un extraño, hecho muy importante a la hora de afrontar una entrevista de trabajo o empezar a trabajar en una compañía.

¿Y qué consecuencias tiene?

Las consecuencias de no decir la verdad generan un progresivo deterioro en la credibilidad de uno mismo. En este caso empresas y más concretamente reclutadores desconfían de los candidatos. Lo peligroso de mentir, contar medias verdades o negar una información determinada, es que terminan afectando no solo al candidato sino a los futuros candidatos y en definitiva al sistema.

Todos deberíamos decir la verdad y apostar por ella, lo hemos visto en plataformas como Facebook o Google durante las pasadas elecciones americanas. La apuesta por la verdad no debería ser una actitud puntual sino algo normal en el día a día. El apostar por la verdad en la comunicación cada uno tendremos nuestra propia autoridad sobre lo que digamos. Esto en prensa y en el mundo de las empresas se llama veracidad, en el mundo de los candidatos se llama contratación. La verdad en la comunicación nos aporta reconocimiento, dignidad y en definitiva credibilidad ante los demás.