Durante toda nuestra vida buscamos autoliderazgo, creando nuestra propia identidad. Y a veces nos convence. Y de repente miramos hacia dentro y no nos gusta lo que vemos. Y buscamos fuera por si hay algo que nos ayude. Y a veces nos dedicamos a esperar. ¿Esperar que? No solo hay que esperar la oportunidad sino que tenemos que ir abriendo caminos hacia ella. Las circunstancias llegan a nosotros. Las oportunidades parten de nuestra actitud ante esas  circunstancias. Tenemos capacidad para cambiarlas, para adaptarlas, para flexibilizarlas, para que se pongan a nuestro favor. Y eso exige mantenerte comprometido con tus decisiones pero ser flexible en el enfoque, como nos dice Anthony Robbins.

Persiguiendo el compromiso

El compromiso parte de la actitud y determinación pero tiene que concluir con la acción. El compromiso no se visualiza en las palabras igual que sucede con la confianza. Se realizan a través de los hechos. Generalmente encontramos grandes disonancias entre lo que decimos y lo que hacemos.

El autoliderazgo implica siempre deseo, voluntad y determinación para el cambio y la transformación. Somos seres inacabados que necesitamos seguir desarrollándonos. Y a veces eso precisa de una negociación intrapersonal que es muy dura si partimos de la base de nuestra no aceptación. Y ahí aparece la auto culpa, la autocrítica la autoexclusión. La falta de auto reconocimiento y autoliderazgo.

“Tienes que esperar grandes cosas de ti mismo antes de hacerlas”. Michael Jordan

Autoliderazgo: empezando por uno mismo

Tenemos sin embargo en la psicología positiva una herramienta para comenzar a trabajar con nosotros mismos practicando la auto felicitación, permitiéndonos algún mimo, dándonos ánimo sabiendo que no somos buenos en todo pero que en alguna cosa destacamos…Es cuestión de entenderse y aceptarse. Y eso no implica inmovilismo y autocomplacencia sino más bien visualizar que siempre estamos en el punto de partida de un proceso sinfín de mejora. Actuando en ese camino desde dos parámetros aparentemente paradójicos: la humildad y la autoconfianza.

Somos seres inconclusos en la búsqueda de nuestro ser. En realidad “vamos siendo”  en el camino de nuestra vida. Vida que podemos ir delineando y definiendo nosotros o bien dejar que otros nos la vayan diseñando. La vida, nuestra, vida la vamos construyendo en base a nuestras decisiones teniendo en cuenta y lo digo de cara a los que son poco decididos, que cualquier no decisión es en realidad una decisión que está abriendo posibilidades a otros alrededor o a las circunstancias.

Nuestra vida es fruto de nuestros sueños, creencias, pensamientos, decisiones y autoconfianza

“Jamás dejes que las dudas paralicen tus acciones. Toma siempre todas las decisiones que necesites tomar, incluso sin tener la seguridad o  certeza de que estás decidiendo correctamente” Paulo Coelho.

No busques la seguridad ni el autoliderazgo por ahí afuera. No existe. Cada vez menos. ¿Con qué certezas juegas el juego de tu vida? Tus valores, tus principios pueden ser tus puntos de apoyo, lo que te ayuda a ir creando un camino en coherencia con los mismos. A partir de ahí hay que arriesgar. La vida es riesgo. No puedes buscar la estabilidad. No existe. Es cuestión de aprender a ir viviendo en estados de equilibrio dinámico. “Todo fluye” como diría Heráclito.

Si eres de los que disfrutan con la inercia, con la rutina, con el acomodamiento y crees que van a conseguir frenar el cambio que se produce a cada momento alrededor tuyo, estás equivocado. Cuando despiertes de tu letargo sentirás que estás en un mundo que no conoces y el que te resultará difícil vivir. Quizás solo sobrevivas. La aceptación de la realidad nos guste o no es imprescindible para poder gestionarla, para poder sacar lo mejor de ella y buscar nuestros recursos adentro de nosotros.

No es cuestión de dejarse envolver en la vorágine que nos rodea, de tratar de emular a los más veloces, a los que están a la última tecnológicamente hablando, a los que están de moda…Ya está bien de ansiedades que nos van hacer perder nuestro equilibrio y autoconfianza. Actúa a tu ritmo pero actúa . No vale el que mires hacia otro lado. Y céntrate. Eso sí, en  tu carrera. No trates de ganar la carrera que corren otros. Cada uno elige qué carrera correr.

Y nuevamente otra paradoja: despiértate pero no te aloques. Revisa tu compromiso contigo mismo. ¿Qué vida has decidido ir viviendo y qué estás haciendo para conseguirlo?, ¿Cuál es tu actitud, predisposición en esa travesía tan personal, tan única, tan tuya?