El estrés es el causante de un gran porcentaje de las bajas laborales que se firman cada día en España. Muchas de ellas se esconden tras los síntomas de otras patologías –problemas musculares, gastrointestinales, fatiga–que no son sino una consecuencia de esa primera dolencia. El estrés laboral afecta en España, según datos de la Fundación Europea para la Mejora de  las Condiciones de Vida y Trabajo, a cuatro de cada diez asalariados y a la mitad de los empresarios que desarrollan su actividad en este país. Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo tan solo dos de cada diez empresas europeas se preocupan por adoptar medidas destinadas a reducir esta patología asociada a un mal ambiente en el trabajo.

Crear un entorno ajeno al conflicto parece una utopía. Consultamos a Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española del Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), sobre las claves para conseguir el mejor ambiente posible. «Hay muchos factores que pueden influir sobre el ambiente laboral. Podríamos clasificarlos en factores relacionados con la  organización y aquellos que tienen que ver con el individuo», puntualiza Cano. En la primera clasificación el presidente de SEAS agrupa «los hábitos desarrollados en la forma de abordar las tareas, los procedimientos racionales o racionalmente costosos, en mayor medida que la tarea en sí que comporta la actividad laboral». En los relacionados con el individuo tienen cabida otras variables de tipo psicológico. Estas tendrían que ver, como indica Cano, «con la interpretación cognitiva que hace cada persona de un mismo estresor, sus recursos para afrontarlo, su manejo de las emociones y del estrés, su personalidad…» Es decir, que tanto influye el entorno como nuestra disposición a enfrentarnos a él, y en los dos ámbitos estamos hablando de una confrontación–desequilibrio, en el peor de los casos– entre esfuerzo y recompensa.

Las cifras del estrés

«El estrés laboral es un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del comportamiento ante ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo», sentencia Cano.

Pero detrás de cada cuadro de estrés asociado a la actividad profesional de un individuo existen múltiples variables que hacen de cada caso algo distinto. Su repercusión varía en función del tamaño de la empresa y de la edad del trabajador. En los datos que recoge el Observatorio Estatal de Condiciones de  Trabajo sobre la sintomatología asociada al estrés podemos distinguir que ésta se presenta en un mayor porcentaje cuanto mayor es el tamaño de la plantilla y cuantos más años tiene el trabajador, aunque esta última tendencia se ha ido moderando y se centra en los  trabajadores de media edad. Así, por tramos de edad, el pico de los trabajadores que más visitan al médico con síntomas de estrés laboral es el situado entre los 35 y los 44 años. Así lo establece la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo –datos de 2003–. A este rango le siguen aquellos que tienen entre 25 y 34 y, después, los de 45 a 54. En porcentajes muy inferiores –menores al 5%– encontramos a los menores de 24 y a los que superan las 55  primaveras.

Encuanto a las diferencias por sexo, la Agencia no recoge notables distinciones entre los síntomas que presentan hombres ymujeres.

¿Cuáles sonlos principales factores que desembocan en un cuadro de estrés laboral?

Quizá identificándolos será más fácil evitarlos. Antonio Cano cree que este listado parece estar siempre incompleto, por lo que nos remite a un informe realizado por la Comisión Europea sobre el estrés laboral. En él se recogen situaciones como el exceso o falta de trabajo, un tiempo inadecuado para  completar la tarea, falta de reconocimiento ante un buen rendimiento, no poder exponer las quejas, no contar con el apoyo de colegas ni de superiores… y otras tantas circunstancias, entre las que no podemos olvidar una de clara actualidad: la inestabilidad del empleo.

Éstas son las causas, ¿y las consecuencias? Echando un vistazo a los datos que esta Agencia recoge sobre el estrés en España podemos observar que los principales síntomas asociados a esta dolencia de los que se quejan los empleados son: dificultad para dormir, dolores de cabeza, sensación de fatiga continua y problemas de concentración o atención.

Más vale prevenir…

Pocas empresas en España son conscientes del tremendo agujero económico que suponen las bajas por estrés laboral, pero los datos del Instituto Nacional de Estadística no dejan lugar a dudas: esta circunstancia supone una pérdida superior al 10% del PIB. Y esta ignorancia o, mejor dicho, despreocupación, no es un caso aislado de España. L

a Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ha realizado una encuesta a trabajadores y directivos de más de una treintena de países de cuyo resultado ha extraído que sólo un 26% de las empresas europeas cuenta con medidas para luchar contra el estrés laboral. Este dato se ve compensado por otras cifras más alentadoras, como que casi el 80% de los directivos está preocupado por las repercusiones que tiene este mal en sus plantillas.

El presidente de SEAS cree que esto se podría evitar si las empresas invirtieran «contratando los servicios de los especialistas, como los técnicos en prevención. Son las personas mejor formadas para establecer un plan de riesgos laborales, así como de ejecutarlos».

Clara Llorens, del Centro de Organización del trabajo ISTAS, afirmaba en un artículo reciente que «la  prevención del estrés pasa por identificar las exposiciones desfavorables para la salud por medio de la evaluación específica de los riesgos psicosciales.La clave de la acción  preventiva es identificar qué prácticas de gestión de la mano de obra  están detrás de esas situaciones de riesgo».