Los rumores en las empresas son algo que forma parte del día a día. Se pueden dar situaciones, por ejemplo como que el pago de las nóminas lleve varios meses retrasándose, esto es un hecho observable. «Creo que nuestro supercliente lleva cinco facturas sin pagar», información lanzada al aire por alguien. «El viernes echaron a un comercial y al becario» (en realidad se había terminado su periodo de beca). «Y aquí nadie dice nada». Bueno, nadie, no, frente a la máquina de café se lanzan todo tipo de explicaciones, compra por parte de la competencia, cierre definitivo y despidos. La comunicación oficial brilla por su ausencia y el rumor está servido.

Si este rumor no se corta a tiempo puede enrarecer el ambiente en la empresa hasta extremos insospechados. Recelo, bajas, ocultamiento de información, estrés y ansiedad.

Estamos hablando de la comunicación interna. Este tipo de comunicación es la que se produce en el seno de la organización, la que relaciona a la empresa con su cliente interno: los empleados.

Hay dos tipos de comunicación interna, atendiendo a su dirección: la comunicación vertical y la transversal. En sentido vertical la comunicación se produce de forma

  • ascendente, esto es, la información que generan los empleados y va dirigida hacia el equipo directivo, o
  • descendente, la que se emite desde la dirección de la empresa hacia el resto de trabajadores.

En sentido horizontal o transversal,  es la comunicación que se produce con el fin de que se conozcan los objetivos, proyectos y actividades  de otros departamentos o áreas de negocio.

El cometido de la comunicación interna es establecer los canales y soportes adecuados para:

  • Informar sobre el día a día de la empresa (puestos en promoción, actividades, cambios organizativos, hitos…).
  • Emitir mensajes en los que se refleje la misión, valores y visión que construya un sentimiento de pertenencia y aumente la motivación.
  • Recoger las impresiones que provocan los mensajes emitidos por los empleados, los comentarios, estados de opinión, inquietudes por parte de la plantilla.

Así pues, tiene que ser un proceso eficaz de comunicación, tanto por parte de la dirección hacia los empleados como en sentido contrario, a través de herramientas especializadas y de fomentar una permanente escucha activa.

Beneficios de una buena comunicación interna

  • Crea engagement, compromiso basado en la transparencia y el buen conocimiento de la compañía.
  • Evita los rumores, falsas interpretaciones, incertidumbres.
  • Una buena política de comunicación redunda en una mejor reputación. Los empleados que hablan bien de su empresa son los mejores embajadores de la marca.
  • Ayudan a atajar una crisis reputacional en el exterior privilegiando la información oficial.
  • Mejora el clima laboral, aumentando la autoestima de la plantilla que se sabe escuchada.
  • Se evita la fuga de talento al crearse un buen ambiente laboral. Una empresa que comunica bien a sus empleados atrae talento.
  • Permite la identificación de puntos de mejora, ya que se tiene información de primera mano por parte de quienes la ejecutan de la marcha de los procesos.

Herramientas analógicas, digitales y motivacionales para comunicar dentro de la empresa

Para poder establecer las vías por donde fluirá la información es aconsejable extraerla o facilitar que se produzca de forma proactiva, a través de mecanismos que la recojan de forma más o menos directa:

  • Medios digitales: Intranet corporativa, blogs, newsletters, redes sociales internas.
  • Actividades en grupo: desayunos con gerencia o con mandos intermedios, visitas a otros departamentos, encuentros en actividades de ocio.
  • Formación en habilidades y técnicas a responsables de equipos para incrementar la motivación. Por ejemplo, técnicas de coaching.
  • Mediciones y evaluaciones como las encuestas de clima laboral o los buzones de sugerencias.

Establecer una buena política comunicativa contribuye a que se cree un ambiente adecuado para el desarrollo profesional.