Los sindicatos españoles han convocado una huelga general para el 14 de noviembre, la segunda en lo que va de año y también la segunda contra el gobierno de Mariano Rajoy. La fecha elegida coincide con una «Jornada de lucha» convocada a nivel continental por la Unión Europea de Sindicatos. Por su parte, los grandes partidos arrojan opiniones diversas: mientras que el PSOE considera que «sobran razones tanto en España como en Europa» y UPyD estima que «una nueva huelga no es la forma de enfrentarse a la crisis », el ejecutivo de Rajoy afirma que este nuevo paro «no ayuda a resolver los problemas de los españoles».

Al margen de las causas y consecuencias políticas que se derivan de una huelga general, existe un componente laboral importante. Salvo excepciones, los trabajadores pierden o, mejor dicho, dejan de ganar el salario  correspondiente a ese día. Pero no solo eso. Tal y como explica José Luis Fernández Santillana, Secretario Confederal de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Unión Sindical Obrera (USO), «el descuento correspondiente a un día de huelga comprende la jornada dejada de trabajar, la parte proporcional de pagas extraordinarias y la parte proporcional del descanso semanal del período en que se haya producido la huelga». Es decir, en una semana de trabajo de lunes a viernes, y descanso de sábado y domingo, cada día de huelga supone, además del descuento de ese día, un descuento de 0,4 días de salario del descanso semanal.

Las reacciones ante la novena huelga general de la democracia están siendo, como de costumbre, de lo más diverso. Las Cortes Valencianas han anunciado que pagarán su sueldo a los diputados que secunden el paro, ya que «no pueden descontar ese salario porque los diputados no están sujetos a una relación laboral regida por el Estatuto de los Trabajadores»; los diputados del grupo Izquierda Plural, constituido por IU, ICV y CHA, aseguran que no acudirán al Pleno del 14 de noviembre y que donarán el salario correspondiente de esa jornada a una ONG,y los diputados del PSOE pretenden trabajar ese día, pero donar el sueldo de la jornada al Banco Solidario de Alimentos. Entidad que, por otra parte, ya ha rechazado la donación por sus implicaciones políticas.

Independientemente de los motivos que empujan a los sindicatos a convocar el paro o de las reacciones  políticas y las decisiones personales de todos y cada uno de los trabajadores del país, en muchos casos la huelga puede ser aprovechada por empresas y empleados para llegar a pactos que beneficien a ambas partes. «Desde un punto de vista teórico, ya que a priori el empresario no debe inmiscuirse en la decisión libre del trabajador, a algunas empresas, especialmente industriales, ante la actual crisis de demanda existente les viene bien paralizar un día la producción, con objeto de disminuir sus stocks. O utilizar el día de huelga, en la que no se trabaja, como si un día de ERE de suspensión se tratase», comenta José Luis Fernández Santillana.

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