Alberto Acuña es el creador de Así Presento Yo, un blog donde explica su experiencia como asesor de presentaciones con la esperanza de ayudar a otros a mejorar en sus propios proyectos. El pasado mes de noviembre revolucionó EBE con su charla Cómo aprovechar la cultura popular en tus presentaciones, donde a partir de 7 casos de éxito, daba algunas claves para enganchar a todo tipo de público a los más variados temas.
Le hemos pedido que nos responda a algunas preguntas en Avanza En Tu Carrera con el objetivo de ayudar a todos aquellos que utilizan de manera habitual u ocasional las presentaciones como forma de comunicar sus ideas y presentar sus proyectos.
Alberto, ¿qué importancia tienen las presentaciones en nuestro día a día?
El papel que juega el dar a conocer tus ideas a los demás es fundamental para entendernos a día de hoy. Sobre todo porque tenemos que educar a adolescentes, presentar ideas de negocio a inversores, explicar de manera clara por qué suceden las cosas… Con todo el desorden de información que hay a día de hoy, una presentación bien hecha se queda en la memoria con mucha más facilidad que cualquier otro conjunto de información. La clave está en ensayar mucho, tener una estructura de antemano y sobre todo, ser uno mismo. 
¿Cómo puede enfrentarse una persona a su primera presentación en público?
Enfrentarse no es una palabra adecuada a la hora de dirigirnos a los demás. ¿Nos enfrentamos a las cajeras del supermercado cuando vamos a pagar la compra? Debe cambiarse el concepto por algo más realista: preparar. Debemos preparar una presentación al público de la siguiente manera: estructurar las ideas principales a comunicar, ordenar esas ideas, indicar una idea por diapositiva, y luego trabajaremos ya el diseño. Finalmente, escogeremos nuestro discurso acorde a lo anterior y al público que nos escuchará. 
¿Qué errores suelen cometerse con más frecuencia?
Podemos clasificar los errores más típicos en  una presentación en tres tipos: errores de plan, errores de diseño, errores de ejecución. En errores de plan incluimos el no prepararse bien el contenido que vamos a exponer (no saber qué significan ciertos términos, no dominar la jerga, ser incapaz de responder a las preguntas que nos hagan); en errores de diseño no nos podemos olvidar de usar tipografías poco adecuadas (como Comic Sans), esquemas de colores que hacen daño a la vista, imágenes deformadas o pixeladas… Y en errores de ejecución, contamos con trabarnos al hablar, hacer gestos contradictorios al mensaje que estamos transmitiendo, no mirar al público, o mi favorito: leer un montón de folios sin mirar al público. Eso no es presentar, es leer. 
¿Existe una fórmula mágica para hacer buenas presentaciones?
Siento decir que no para todos los casos, cada uno ha de encontrar la suya propia. Cada persona es un mundo, y eso lleva a que no haya dos presentaciones iguales, ni dos temas iguales, ni dos ponentes iguales. Podemos tomar referencias como Steve Jobs en cuanto a limpieza de diapositivas o forma de hablar, pero de ninguna manera copiar sus gestos, ni sus tipografías, ni fondos. El método de Steve Jobs le venía bien a él, pero no a todo el mundo. El truco está en coger referencias de gente que trate temas que nos apasionen y quedarnos con lo más útil de sus discursos. Reinventar es más fácil que crear de cero. Al final, el objetivo es estar cómodo contando nuestra historia. 
¿Cómo podemos enganchar a un público que no conoce el tema del que se habla?
La pregunta del millón. En mi caso, yo uso cultura popular. Siempre hay algún álbum, película, serie, juego o libro que la gente puede relacionar con este tema. Gracias a ello, no distraemos su atención sino que les hacemos concentrarse en lo que les estamos contando. Hay que tener en cuenta que cada 10 minutos es útil dar un respiro (mediante vídeos, relajando el ambiente con algo de humor, preguntando al público, etc.) Además, es muy útil empezar con una frase o tema que desconcierte. En una de mis últimas charlas comencé diciendo «hoy os voy a revelar un secreto que llevo cuatro años guardándome y no he dicho a nadie… todavía». Fue instantáneo, la gente se sintió atraída por lo que yo iba a decir. 
En educación se utilizan mucho las presentaciones, ¿crees que tendrían que mejorarse? Es en las facultades donde más se habla de la «muerte por Powerpoint»…
Principalmente, habría que tratar a los alumnos como gente del siglo XXI. No tiene sentido coger ideas de los libros de texto, repetirlas continuamente o aprender de memoria fórmulas arcaicas. Podemos aprovechar la tecnología. Invito a cualquier profesor a que durante una semana haga un experimento: poner simplemente imágenes de lo que va a contar, y desarrollar una historia sobre cada tema que tenga que explicar. Nada de texto, nada de fórmulas. Estoy seguro de que los alumnos empezarían a centrar su atención en un nuevo modo de dar las clases y que sería más efectivo. ¿Un consejo para profesores? Aparte de nuestra guía gratuita, que se centren en generar más contenido y menos texto como tal.
Existen softwares de presentación muy diferentes: Powerpoint, Keynote, Prezi… ¿Cuál recomiendas?
Están hechos para temas completamente distintos. Powerpoint tiene un toque más empresarial, más «clásico», con muchas opciones que hay que aprender a usar y a combinar de un modo armonioso. Keynote es más potente a mi juicio, mejor diseñado y más efectista. Tiene mejores recursos de cara a dar una buena impresión. Prezi es un toque completamente nuevo, pero mal usado es mucho peor que Powerpoint mal usado, así que es conveniente aprender a usarlo de forma correcta. Yo recomendaría Keynote, que es el que más uso. No obstante, alternativas como Haiku Deck están últimamente empezando a sobresalir y es de agradecer. 
Tres consejos rápidos para el final…
1) Planea bien lo que vas a decir. Estructúralo. 
2) Una idea por diapositiva, explicada claramente (mejor imagen que texto). 
3) Nada de efectos raros, y menos si es por llamar la atención. 
Y un bonus: Sé tu mismo.
Alberto Acuña crea presentaciones minimalistas con gran mensaje en Así Presento Yo. La otra mitad del día lo dedica al mundo de la música, especializándose en crear temas solo con un iPad.
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