Asnai

Jaime Asnai González, Executive Director de Page Personnel

Uno de los grandes retos que afrontan y hacen a las empresas más fuertes durante los periodos de crisis, es el de retener y desarrollar al capital humano, haciéndolo madurar y aprender de una experiencia profesional diferente a la que hayan podido enfrentarse anteriormente. Para muchos jóvenes profesionales, ésta ha sido la primera gran crisis económica que han vivido, y dependerá de la forma de afrontarla y del aprendizaje que hagan de ella que puedan llegar a salir fortalecidos con vistas al futuro. Ahora se necesita trabajar más para conseguir menos.

Una de las prioridades cuando afrontamos un ciclo económico complicado  es tener bien identificados los objetivos de la empresa. Éstos deben ser claros, realistas y adaptados a la nueva situación que afrontamos. Pueden pasar por reducir las expectativas de ventas, aplicar una política de contención y/o reducción del gasto, ampliar mercados internacionales para buscar alternativas de negocio… Una vez definidas las estrategias y la ‘hoja de ruta’ a seguir, debe transmitirse la nueva política de la compañía a la organización con la mayor transparencia posible, con el fin de hacer común esos objetivos, adquirir compromisos y sacrificios conjuntos, explicando el porqué de las decisiones, la necesidad de acometer los cambios, y qué se persigue con ellos, buscando la máxima implicación y complicidad de los equipos de trabajo.

Es precisamente en los periodos delicados cuando más se valora en un líder y en un gestor de equipos la claridad en la comunicación, sin sobreventa, realista y continuada (las alarmas, la rumorología y las suposiciones gratuitas, en algunos casos infundadas, suelen sucederse de forma habitual, para lo cual es fundamental comunicar de forma continuada la evolución de la empresa, junto con las nuevas acciones que se van a implementar si las primeras medidas no han dado resultado). Los trabajadores, más que nunca, necesitan estar informados: comunicar, comunicar y comunicar. Con ello conseguiremos hacer madurar a los profesionales, dando un punto de vista global, empresarial, no exclusivamente individual, haciéndoles partícipes (hasta donde se pueda) de las dificultades, huyendo de las suposiciones y canalizando la información de forma realista.

Otro de los aspectos fundamentales cuando se dirigen equipos de trabajo es la coherencia entre el mensaje que transmitimos y las acciones y conductas que realizamos. Si se decide llevar a cabo una política de contención de costes, los directivos y gestores de equipos deben ser los primeros en dar ejemplo. No tiene sentido si se congela o incluso se reducen los salarios, seguir realizando viajes de empresa en primera y en hoteles de lujo. Si se desarrolla un agresivo plan comercial, la dirección de ventas debe ser la que más involucrada esté en las acciones comerciales establecidas. Alguno de los aspectos que más han sorprendido en esta crisis es que, en algunos países, mientras el Estado rescataba algunos bancos y empresas de seguros, los directivos que los habían llevado a esta situación seguían cobrando unos bonus e incentivos desproporcionados. Hay que, en definitiva, y más que nunca, predicar con el ejemplo.

A la hora de motivar individualmente a los equipos de trabajo, hay que ser capaz de buscar nuevos retos, diferentes a los anteriores, que den sentido al esfuerzo y al trabajo. Sobrevivir empresarialmente a una época de crisis debe suponer una motivación igual o superior a la de promocionar y crecer profesionalmente en otros periodos. Los logros y prioridades pasan a ser distintos, pero no por ello menos importantes. Debe trabajarse el corto y el medio plazo, entendiendo que en el corto plazo la prioridad es la subsistencia a través de nuevos mecanismos de trabajo, y que en el medio plazo se puede salir fortalecido de esta situación (es aplicable el ejemplo de que en época de bonanza económica se crean fortunas y en periodos de crisis se cimientan futuros imperios).

Por último, debemos preguntarnos de qué nos está sirviendo vivir una experiencia como la actual. Hacer ver a los equipos que una situación de crisis sirve para aprender a trabajar bajo otro esquema. Crisis también significa cambio, aprendizaje. Todo aquel que se enfrente a un segundo periodo económico conflictivo, lo afrontará desde una experiencia previa y, por tanto, la forma, la madurez y los mecanismos con que se afrontarán serán distintos. Como gestores de profesionales y personas, debemos ser motores a la hora de aprender y, sobre todo, enseñar cómo se gestiona una época de crisis. Y conforme ésta vaya avanzando y miremos atrás, saber responder a las preguntas: qué ha cambiado la crisis en mi forma de trabajar, qué lecciones he aprendido de ella, qué voy a poner en práctica, y en qué me va a fortalecer profesionalmente. En situaciones complicadas aprendemos lecciones y valoramos las cosas bajo otro punta de vista, dando mayor importancia a los pequeños (o grandes…) logros obtenidos.