Más de 60 proyectos se han presentado este año a los Premios SERES a la Innovación y el Compromiso Social  e la Empresa. Los galardones, entregados por la Fundación SERES, son aún jóvenes –la de 2012 es la tercera  edición–, pero «cada vez van cogiendo más solera y tradición», explica Juan Arena de la Mora, presidente de esta institución que vela por que la responsabilidad social corporativa cale cada vez más en las empresas. El  certamen premia las mejores prácticas empresariales en inversión social.

¿Por qué decidieron poner en marcha los Premios SERES?
La misión de la Fundación es promover y mejorar la acción social que hacen  las empresas en el desarrollo de su negocio y una de las maneras de hacerlo es premiar las mejores prácticas. Consideramos que los premios eran una manera de recompensar al gestor que es capaz de hacer algo innovador y comprometido en el ámbito de lo social. Es un evento que tiene notoriedad, que nos permite que cale el mensaje en la sociedad y en los empresarios.

Esta es ya la tercera edición…
Año a año percibimos que cada vez las empresas españolas hacen mejor la inversión social. Está pasando de ser  algo casi filantrópico a estar mucho más embebido en la estrategia empresarial y, por tanto, más sostenible. Uno de los problemas que tiene la inversión social es que en el mismo instante en el que cambia el signo económico, se evita. Esto si se considera como gasto. Pero si se considera una inversión embebida en la estrategia de la empresa y sometida a métricas de gestión –y, por lo tanto, demuestra que crea valor, que hace más fuerte a la empresa haciendo eso que estás haciendo-, lo hace más sostenible.

¿Qué debe tener una iniciativa para ganar un premio SERES?
Tiene que estar embebida en la estrategia empresarial, tiene que ser algo que haga más fuerte a la empresa y a la  sociedad. Nosotros no premiamos ideas filantrópicas, no premiamos a alguien que diga «voy a dar dinero…». En Estados Unidos, en el mundo académico, ya es bien sabido que las empresas que son capaces de compartir con la sociedad el valor que tienen se hacen más fuertes y crean valor durante un tiempo mayor. Nuestro propósito es conseguir que esto no sea algo caritativo, sino que forme parte de la esencia del genoma de la empresa. Lo que nosotros premiamos son ideas cuya dimensión social es importante, pero cuya dimensión estratégica también lo es.

¿Cómo llevan las empresas españolas el tema de la responsabilidad social corporativa?
Ha cambiado mucho, va a mejor, y nosotros participamos en ese movimiento de mejora. De hecho acabamos de lanzar una herramienta que permite  al gestor medir la capacidad de creación de valor que tiene cuando realiza esa inversión social. Muchas veces el gestor no sabe cómo crear valor o no sabe medir el valor que crea cuando hace actividades de esta naturaleza. Nosotros debemos darle herramientas que le permitan ayudarle a  demostrar a sus accionistas, a sus comités de dirección, que eso que está haciendo crea valor.

¿Se han dado cuenta ya las empresas de que la responsabilidad social es un área estratégica?
Cada vez más. Si observas las empresas premiadas en ediciones anteriores verás que cada vez está más  embebida esa idea en la estrategia empresarial. Por ejemplo, Galletas Siro tiene un porcentaje altísimo de discapacitados entre su plantilla. Los dueños no concebirían la empresa si no tuvieran esa plantilla. Y ellos dicen que haberlo hecho  así les crea valor, es rentable. Son capaces de ayudar a un mundo que está excluido socialmente y, al mismo tiempo, crear valor. Con eso consiguen dos cosas: hacer la empresa más fuerte y que la sociedad sea más justa. También ocurre con el Grupo VIPS: lo que hace es establecer sistemas de acogida de inmigrantes que acaban formando parte de la plantilla de sus restaurantes y dan un servicio excelente. Como  esos hay ejemplos a docenas en España.