Internet se ha transformado en el escaparate de cualquier individuo con una mínima interacción en su entorno online. Es aquí en donde tus acciones se vuelven perennes en el tiempo y por lo tanto, también tu imagen de cara a un posible reclutador al acecho.

La popular «marca personal» de la que tanto se habla últimamente, no es sino, tu presencia en todo aquello que permanezca online. Desde menciones en webs o blogs, participación en foros, hasta tus perfiles en las distintas redes sociales.

«Chicho_terremoto» no sería el alias más acertado para titular un currículo en papel con aspiraciones profesionales. Y del mismo modo, tampoco lo es para enmarcar tus perfiles en redes sociales o tu dirección de correo electrónico. No es necesario  sufrir esos incómodos calores tras la pregunta de: ‘¿me facilita una dirección de e-mail?’, al tiempo que tu cabeza se pregunta: ‘¿en qué momento me puse ese ridículo nombre?’. Por lo tanto, y si no eres el verdadero Chicho Terremoto, ni tienes su capacidad multifuncional -que demandan las empresas hoy en día- entonces, utiliza tu imagen personal.

No todas las empresas se mueven al mismo ritmo hoy en día, y menos en Internet, al que aún no tienen acceso en este país un 32% de los hogares, según la última estadística de Eurostat. Los sectores tecnológicos son los verdaderos conquistadores del reclutamiento online, mientras que otros ámbitos más tradicionales avanzan a ralentí por la senda 2.0. Sin embargo, para aquellos que están en la red, lo único cierto es que el perfil online está ahí, abierto al mundo y por mucho que no lo quieras, abierto a las empresas que deseen consultarlo.


¿Qué medidas debemos tomar para construir una marca personal profesional y atractiva en las redes sociales?

  • Utiliza tu nombre real para aquellos perfiles sociales que quieras mantener públicos y estén directamente vinculados a tu imagen. Una cuenta en Twitter o Pinterest te servirán para demostrar tus verdaderos intereses e inquietudes, mientras que en Linkedin ofrecerás tu imagen más profesional.
  • Asegúrate de tener instalados filtros de privacidad en aquellos perfiles o información que no quieras compartir con otros, más que tus contactos directos. Otra alternativa es el doble perfil. Si no quieres renunciar a la privacidad de compartir información con tus contactos personales, puedes optar por crear dos perfiles: uno personal y privado, además de otro profesional y público. De este modo, evitarás perder visibilidad en determinados canales.
  • Genera conversación: especialmente si aspiras a trabajar en los sectores más tecnológicos. Una imagen pública estática no vale nada sin contenido, sin señas de identidad de lo que eres y representas. Mantener un perfil abandonado genera incluso, una mala imagen. Y sin duda, la red social que pide a gritos esta actividad es Twitter. Si el pajarito no pía, no tiene mucho sentido mantener un perfil abierto en esta plataforma…
  • Conecta e interactúa: el rastreador de empleo debe ser como un sabueso a la caza de oportunidades. Identificar a los especialistas de tu sector o a las empresas en las que te gustaría trabajar es fundamental para hacerte ver y oír en un futuro. ¡Pero no! ¡No les pidas un empleo a través de una mención improvisada en Twitter! Porque muy probablemente dejen de seguirte de cualquier modo posible en la tierra. Recuerda que las redes sociales son útiles para demostrar tus capacidades e interés por tu sector. Llegado el momento, si tu perfil consigue diferenciarse del resto, serán ellos quienes contacten contigo para conocerte.

Finalmente y aunque no forme parte de las redes sociales, sino más bien de tu propia estrategia de comunicación, los blogs son una maravillosa carta de presentación de tu trabajo. Nunca está de más tener un blog personal en el que plasmar tus conocimientos y tu personalidad. No se trata de llamar la atención, sino de demostrar tu talento.

Salvador Dalí dijo una vez: «el que quiere interesar a los demás, tiene que provocarlos».