Digamos que has logrado establecer una compañía nueva con un producto innovador y una trayectoria ascendente. Vamos, lo que viene a ser una ‘start-up’, y crees que lo más difícil ya ha pasado, ¿verdad? Nada más lejos de la realidad. Como dice el axioma sobre el arte de escribir libros, lo sencillo es el principio mientras que donde la cosa realmente se complica es en el desarrollo y el desenlace. Justo lo que pasa con este tipo de empresas, donde varios factores pueden dar al traste la aventura en busca de un producto rompedor. Elad Gil, dueño de la compañía de geolocalización MixerLabs hasta que la compró la influyente Twitter en 2009, tiene claro que hay cuatro razones principales por las que tu ‘start-up’ puede irse al garete.

Quedarse sin dinero. El número uno entre los motivos de cierre de muchas empresas, cuyos talentosos integrantes suelen pasar a formar parte de las adineradas Google y Facebook. Gil explica que es tremendamente común que estas nuevas compañías se hagan con un capital semilla de un millón de dólares, formen un equipo ultracapacitado de seis o siete personas y se pongan con tanto ahínco a intentar sacar el proyecto adelante que en un año se fundan dicho capital sin haberse acordado de que a lo mejor les hacía falta más. Soluciones: personal muy ajustado y planes para conseguir más pasta, además de contar desde el primer día con un equipo de ingenieros fuerte para contar con la posibilidad de vernder sus contratos si todo lo demás falla.

Problemas con el personal. “¿No está claro quién toma las decisiones? ¿Los fundadores están peleando constantemente?”, pregunta Gil. “¿Has contratado a un montón de empollones irritantes?”. Un montón de compañías acaban sepultadas bajo malas dinámicas de equipo, puñaladas por la espalda y un ambiente de trabajo poco inspirador. Gil recomienda tener muy claros los roles de los fundadores y una dirección clara, además de la suficiente madurez para mantener discusiones sinceras sobre el discurrir de la empresa y contratar con mucha cabeza.

Ser un zombie. Según la idea que tenga cada uno de una empresa esto puede ser un gran logro o un terrible castigo. Una ‘start-up’ zombie es aquella que logra beneficios para pagar salarios pero no crece. Y el objetivo de una ‘start-up’ es hacerse más grande. Y muchas veces eso no ocurre y la empresa solo se mantiene, recaudando más dinero pero sin ampliar mercado. Entonces el emprendedor, que no olvidemos que tiende a enamorarse de su propia idea ya que es suya, no quiere marcharse del barco y se queda atrapado en una empresa zombie. Para evitar ser una versión de The Walking Dead hay que escoger un mercado con altas perspectivas de crecimiento y ser capaz de abandonar las ideas que uno tenía cuando éstas no funcionan.

Una mala junta de consejeros. Gil lista una serie de cursos de acción poco recomendables que una empresa puede tomar debido una mala junta de consejeros, como lograr y gastar un montón de dinero no necesario, lo que lleva a una gran disolución de las acciones en el magma empresarial como para que los fundadores estén incentivados por el éxito de la empresa, despedir a estos fundadores y cambiarlos por un ejecutivo a sueldo con poco amor por el  producto/servicio o bloquear una venta cuando era buena idea y ver cóomo ese mismo comprador aplasta su empresa seis meses después. Formas de evitar esto: conocer muy bien a tus inversores y preguntar a otros emprendedores cómo manejaron ellos situaciones similares.

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