Todos coinciden en señalar que es la parte más dura, pero también absolutamente necesaria para montar una empresa. En el plan financiero se determinan las necesidades económicas que tiene el proyecto y cómo se puede financiar, así como de los recursos propios y ajenos de los que se dispone y cómo se van a distribuir. La clave para elaborar un buen plan está en evitar tanto un endeudamiento excesivo como una escasez de recursos financieros que impidan desarrollar el negocio.

Para lograr este fin, todo estudio financiero cuenta con cinco elementos básicos:

-Previsión de cuenta de tesorería del primer año, donde deben detallarse los flujos monetarios (pagos y cobros) que generará la actividad mes a mes.

-Análisis del fondo de maniobra o capital circulante. Es decir, los activos  que nos quedarán después de hacer frente a los compromisos de pago a corto plazo.

-Cálculo del punto de equilibrio, para determinar exactamente en qué momento las ventas cubrirían los costos y la empresa podría comenzar a dar beneficios.

-Previsión de balances a cinco años. Relación de gastos e ingresos para calcular los posibles beneficios.

-Origen y aplicación de fondos. Detalla los recursos que entrarán en la empresa durante el periodo analizado y la utilización que se hará de ellos.

Una vez que analices todos estos datos sabrás si los recursos de los que dispones son suficientes para poner en marcha tu idea o si necesitas recurrir a otras fuentes de financiación.

Solicitar un crédito

Aunque todos sabemos que no es el mejor momento para conseguir un crédito bancario, tampoco hay que pensar que se trata de una misión imposible. Muchas entidades bancarias ofrecen líneas específicas para autónomos, pero debes informarte bien de las características particulares y los requisitos de cada una de ellas, porque suelen ir ligadas a la contratación de seguros y tarjetas de crédito y a la domiciliación de recibos y pagos. El Instituto de Crédito Oficial  también cuenta con ayudas específicas para pymes y autónomos.

Créditos a largo plazo. Antes de firmar para conseguir un crédito a medio o largo plazo calcula cuánto deberás pagar mensualmente al banco para evitarte posibles agobios. Intenta también negociar un plazo de carencia para que durante el siempre difícil primer año de funcionamiento sólo tengas que pagar los intereses del préstamo. El Banco de España te ofrece un completo listado de todas las entidades que operan en nuestro país.

Microcréditos. Son pequeñas cantidades de dinero (de 8.00 a 25.000 euros como media) que se destinan a personas que no disponen de avales personales para la puesta en marcha de pequeñas empresas que generarán empleo. Se conceden por muy corto plazo, normalmente por un periodo inferior a un año, y  también suelen ofrecer algunas condiciones preferentes como la ausencia de comisiones, plazos y cuotas de devolución flexibles y tipos de interés inferiores a los de mercado. Bancos y Cajas (en su parte de Obra Social) cuentan con líneas específicas de microcréditos.

Pedir una subvención

En nuestro país existen varias fuentes de financiación  privada y pública de la que puedes obtener ayudas para la financiación de tu empresa.

Si deseas acceder a subvenciones o ayudas financieras,  tu proyecto deberá incluir los siguientes apartados:

-Identificación de la empresa y de sus representantes.

-Detallar el producto o servicio, así como su ubicación en el mercado y la previsión de ventas.

-Análisis y evaluación de los distintos costes del proceso de producción.

-Contemplar los recursos humanos necesarios a corto y medio plazo.

-Estructura organizativa y administrativa de la empresa.

-Política económica y gestión financiera que se pretende llevar a cabo en el nuevo negocio.

Otras formas de conseguir ayuda

Además de estas ayudas, también se ha extendido el uso de otras fórmulas financieras interesantes que ayudan a los autónomos en la gestión de sus proyectos. Las más conocidas son:

Leasing: Se trata de un alquiler de bienes, mobiliarios o inmobiliarios, con opción a compra. Es una forma de financiar las inversiones en activo fijo y, además, es un gasto deducible a nivel fiscal. Se suele aplicar a bienes como maquinaria, vehículos o equipos informáticos. Los bienes en leasing son propiedad del banco hasta que concluye el plazo y el cliente finaliza la compra. 

Renting: Es un alquiler a largo plazo de determinado tipo de bienes de alta depreciación (vehículos, equipamiento de oficina, ordenadores, etc.) pero sin opción a compra. A cambio de una cuota mensual, el contrato de renting da derecho al uso y disfrute del bien durante el plazo establecido, además de incluir una serie de servicios.

Si te interesa alguna de estas fórmulas puedes encontrar más información en la Asociación Española de Leasing y Renting

Factoring: Se utiliza para asegurar el cobro en un corto plazo. La empresa cede su cartera de clientes a la entidad financiera para que se haga cargo de la gestión y el cobro de sus facturas, y a cambio obtiene anticipos financieros sin tener que endeudarse. En la Asociación Española de Factoring  te proporcionan más detalles sobre este sistema.

Confirming: Es un servicio que suelen prestar las entidades financieras a grandes empresas y que consiste en gestionarles los pagos a sus proveedores (normalmente pequeños empresarios), a cambio de un porcentaje. Este sistema puede facilitar el cobro de facturas antes de su fecha de vencimiento por lo que, si tienes como cliente a empresas grandes o administraciones, conviene que les preguntes si disponen de línea de confirming y con qué entidad financiera.