Un ambiente laboral enrarecido por las gráficas descendentes y el miedo al despido, rumores que vaticinan el desastre, directivos paralizados o que actúan sin un rumbo fijo… Las empresas tienen que lidiar a diario con un clima que desmotiva a los equipos. César Fernández, presidente para España de la Federación Internacional del Coaching –ICF por sus siglas en inglés-, explica que «la crisis está fomentando un ambiente de inseguridad e incertidumbre que se contamina de manera rápida a cualquier ámbito de la organización y eso lesiona los resultados ». En efecto, la desmotivación y el miedo son algo más que meros fantasmas y afectan de forma muy palpable a la organización. Ya en los años 90, el célebre psicólogo estadounidense Daniel Goleman aseguraba en su best seller mundial ‘Inteligencia emocional’ que las emociones tienen un impacto de hasta un 25% en los resultados de una empresa.

¿Quién tiene la culpa de este clima de tensión? Todas las personas que forman una organización… y también agentes externos. «Las noticias que vemos cada día, los políticos, lo que comentan otras personas… La responsabilidad es de todo el entorno», dice Fernández. También, por tanto, del empleado. «Hay personas con baja autoestima, y eso es responsabilidad de ellos mismos, y no solo de sus jefes», dice Miguel J. Roldán, Máster Coach y Director General del centro Tisoc – The International School of Coaching-.

‘Entrenar’ al equipo

Para paliar los efectos de la crisis en el ánimo de la plantilla, cada vez más empresas acuden a profesionales del coaching para revertir un ambiente donde impera el miedo y la incertidumbre. Dependiendo del nivel del  organigrama sobre el que haya que actuar, las técnicas varían. El coaching de equipo se aplica, por ejemplo,  cuando hay cambios en un comité de dirección. «Se trabaja la situación de partida y, a partir de ahí, la visión compartida de futuro: ¿a dónde queremos llegar y qué vamos a hacer para conseguirlo? Y también se trabaja sobre las relaciones de cooperación externas y de apoyo interno», explica César Fernández, de ICF. Mientras, el coaching grupal se utiliza sobre responsables de un similar nivel de responsabilidad dentro de la organización. «Ahí habría que trabajar elementos comunes para fortalecer sus recursos de asertividad, para gestionar los conflictos de una manera constructiva, para construir esperanza y futuro con sus equipos», añade el experto.

Con los directivos hay que trabajar en dos líneas: desarrollando su lado emocional para convertirlos en auténticos motivadores – esto, según Roldán, significa trabajar la empatía, la escucha y la retroalimentación- y enseñándoles a aplicar habilidades de conversación efectivas para llegar a compromisos rápidos con los miembros de su equipo. «Es decir, pasar de un directivo a un directivo- coach», dice el experto.

El objetivo de todo esto es, en definitiva, afrontar el miedo para reducirlo. «Cuando se niegan el miedo y la tensión, se acrecientan», dice César Fernández, y concluye que: «Si pones a tu equipo a pensar en lo que sí podemos hacer, en ser positivos, en dibujar juntos un futuro con esperanza, se va a poder utilizar toda esa energía de manera constructiva hacia el futuro».

Reducir el miedo

El coach Miguel J. Roldán ofrece cinco puntos clave para reducir la incertidumbre en los equipos:

Información

«Mantener una información inmediata, veraz y transparente con los empleados con la verdad por delante. La ausencia de comunicación se interpreta como que se esta ocultando algo».

Motivación

«Reconocer los logros de las  personas, que a pesar de la situación critica siguen manteniendo la productividad».

Optimismo

«Crear ambientes positivos. Hacerlo es relativamente sencillo: conversar más, usar el sentido del humor, mostrar apoyo, y energía positiva».

Buscar soluciones

«Eliminar el ambiente basado  en los problemas, y trabajar en un ambiente basado en las soluciones. Los problemas están ahí y, por tanto, es necesario reconocerlos, pero no podemos estar dando vueltas. Hay que centrarse en las soluciones y las ideas».

Dar ejemplo

«Es importante también transmitir la cultura del esfuerzo. En época de vacas flacas todos tendremos que echar más horas o incluso aceptar una reducción de salarios u otros incentivos. Y aquí, los primeros que deben dar ejemplo son los directivos».

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